El cambio climático es un fenómeno presente en todo el mundo, haciendo más intensas las estaciones, provocando fuertes sequías, huracanes e inundaciones en cualquier país, independientemente del hemisferio donde se ubique, originando gravísimos problemas en las economías nacionales o a nivel global.
Es así como EE.UU. atraviesa un período de gran sequía. El pasado mes de julio fue el mes más seco y caluroso que ha tenido durante los últimos años, lo que afectó en forma muy drástica sus cosechas de maíz y soya. También Rusia ha visto mermada su producción de trigo, por el mismo motivo. El fenómeno también ha afectado a países del cono sur, como Brasil.
La menor oferta de alimentos proveniente de los países que han sido líderes en la exportación de granos está generando escasez y, por consiguiente, un aumento en los precios del maíz, soya, trigo y azúcar. La producción de maíz de EE.UU. representa aproximadamente el 50% de la oferta mundial y la soya el 30%. El alza de precios de estos productos no sólo afecta a los consumidores de los países involucrados con el déficit o la falta de lluvias, sino además a los países que requieren importarlos. Se pronostica que países del Caribe y de Centroamérica estarán más dañados, debido a que adquieren la mayoría de sus cereales a EE.UU., pero también se pueden ver afectados otros países latinoamericanos, Indonesia y otros.
Pero, como en todas las crisis, hay partes que se ven beneficiadas. En este caso, los países favorecidos son aquellos que no han sufrido de sequía y que hace un tiempo atrás, habían tomado la decisión de incrementar la producción de granos, como es el caso de Argentina.
Medidas
¿Qué medidas se están tomando? La FAO, Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, ha solicitado que los países que están fabricando biocombustibles (combustibles que se obtienen de manera renovable a partir de restos orgánicos, como del azúcar, trigo, maíz o semillas oleaginosas), lo dejen de hacer. De esta forma se podría aminorar el efecto negativo de estas severas sequías, disminuyendo el aumento de precio de los granos, como también aumentando las toneladas para alimentos o forraje para el ganado. No hay que olvidar que el aumento de precio de estos productos influye en otros, en los que se utilizan como insumos.
Los expertos en climatología afirman que el calentamiento del planeta no es una situación transitoria y según diversos estudios sobre el tema, el hídrico se ha ido convirtiendo, cada vez más, en un recurso sumamente valioso; se proyecta que en unos 40 años más habrá insuficiencia de agua potable a nivel mundial, lo que causará serios problemas tanto en el ámbito de la salud como en el económico.
Por lo tanto, hay que buscar soluciones de tipo permanente para este grave problema, especialmente para el sector agrícola, puesto que este sector, por sí solo, utiliza más del 50% del agua de un país. En estos momentos, la mayoría de las empresas del sector agrícola y minero tienen dentro de su cartera de proyectos, diversas alternativas para aprovechar en la mejor forma posible los recursos tierra y agua.
El caso chileno
Chile no está ajeno a este problema. La falta de lluvias ha afectado particularmente a la producción agrícola de sectores generalmente compuestos por pequeños agricultores dedicados al cultivo de hortalizas y frutales. A fin de mitigar este escenario se ha propuesto una serie de medidas, entre las que se contemplan modernización de canales, profundización de pozos individuales y colectivos, y tecnificación de riego, entre otras. La mayoría de las propuestas provienen de Israel, país que mejor utiliza el hídrico, por medio de diversas tecnologías. Una de ellas es el de riego por goteo (el agua se infiltra hacia las raíces), la técnica más efectiva para el uso y el ahorro de agua, a pesar de que requiere una elevada inversión y consumo de energía.
Por lo tanto, para evitar las consecuencias nefastas del déficit hídrico, es necesario que todos los actores del sector agrícola trabajen en forma conjunta -Ministerio de Agricultura, agricultores, académicos entre otros- y de esta forma lograr una administración correcta del uso del agua.
Además, se hace necesario crear una "cultura del agua". No sólo el cambio climático y el desarrollo económico han afectado las reservas de agua, sino que la contaminación de los desechos generados por nosotros mismos. El agua no es sólo un factor de producción, sino que es vida y, según algunos futuristas, el agua será un bien tan valorado como el oro o el diamante y que se producirán disputas por ella. De ahí que sea sumamente importante que todos los países elaboren normas sobre la protección de agua y cuiden las reservas hídricas que disponen, ¡antes de que sea demasiado tarde!