Hay instituciones que dejan una huella imborrable. Es el caso de un gran matutino que tuvo Valparaíso y que por estos días habría cumplido 128 años, ya que dejó de publicarse hace cuarenta.

Fue el diario "La Unión" de Valparaíso.

Ubicado en la esquina de Edwards con Chacabuco tuvo una torre emblemática que Renzo Pecchenino, Lukas, la bautizó como "la pisacorazones" y que en 1922 inauguró un luminoso circular (invento de Julio César Vera) que entregaba noticias con un sistema ingenieril que en aquel tiempo era único en el mundo.

"La Unión" marcó hitos exclusivos en su tiempo. Desde 1936 introdujo un suplemento dominical de historietas a color que -único en Chile- era disputado por grandes y chicos. La memoria nos lleva a recordar con nostalgia a Dick Tracy, Ana la Huerfanita, Jorge el Piloto y Daniel Sesohueco, entre otros.

En su línea editorial desplegó valientes campañas denunciando la fuga de empresas a la capital, una permanente lucha por la descentralización de Valparaíso, por el progreso de los cerros y el deporte popular.

Este querido diario porteño desplegó una intransable defensa de nuestra soberanía a través de valientes editoriales o en la voz de líderes como Exequiel González Madariaga. Esta actitud editorial le valió nombradía internacional.

Otro rasgo característico de "La Unión" es que fue un verdadero diario-escuela que desde los tiempos de Fernando Silva Maqueira y Ramón Cortés Ponce fue forjador y formador de grandes comunicadores sociales de la prensa escrita. Aún quedan colegas en actividad o retirados que deben su profesión a este noble medio porteño. Fueron los tiempos en que aún no aparecían las escuelas de periodismo y en que el reporteo de calle se hacía a puro ñeque, sin el respaldo de la cibernética. Fueron los años del "pateo de la calle", tal como acertadamente lo dijo nuestro colega español Alfredo Amestoy.

El último gran director de "La Unión" fue don Alfredo Silva Carvallo, eminente periodista y hombre de letras, a cuyo alero muchos abrazamos una causa que hasta el día de hoy mantenemos con orgullo en el recuerdo anual de un diario que se nos metió en el corazón.

Adrián González F.

Periodista

Aunque el número de accidentes y las muertes a causa de ellos bajaron en nuestra Quinta Región en el año 2012 con respecto al anterior, persiste la preocupación por el alto registro de choques, atropellos y otras emergencias en las carreteras locales. El jefe de la Subcomisaría de Investigación de Accidentes de Tránsito y Carreteras (SIAT), capitán Marco Gutiérrez, en declaraciones a este Diario, reveló que en nuestra región son tres las vías en que se registra el mayor número de accidentes, y una de ellas, la Ruta 60 CH, que llega hasta el límite, es la quinta en el país, siendo la primera la Ruta 5 Norte y Sur. Las otras dos de nuestra región son la Ruta 68 a Santiago y la Ruta F-30 E, de Concón hacia el litoral norte.

No obstante la disminución en los accidentes de un total de 381 a 366, que se traduce una baja de 3,94%, y de las muertes de 68 a 58 (-14,7%), se mantiene la inquietud porque las cifras, aunque menores y que reflejan un mayor celo de las de las autoridades y conciencia de los conductores, son aún preocupantes, sobre todo en estas carreteras con mayores porcentajes de accidentabilidad.

En todo caso, es necesario dejar consignado que gracias a la tolerancia cero los accidentes por conducir bajo los efectos del alcohol han disminuido considerablemente. Muchas son las causas de los mismos, pero las tres principales se resumen en conducir a una velocidad no razonable ni prudente; el no ceder el derecho preferente de paso -como en los semáforos, señales pare y ceda el paso y en virajes y paso de peatones- y la conducción no atenta a las condiciones del momento, que pueden ser climáticas, como también factores de distracción como preocuparse de la radio, hablar por celular o fumar mientras se conduce.

Las permanentes recomendaciones que da Carabineros se hacen más urgentes en nuestra zona en esta época del año, en que aumenta notoriamente el parque vehicular con los turistas y visitantes. En todos caso, justo es reconocer que los automovilistas han asumido cada vez más la responsabilidad en la conducción, comportamiento que debiera ser imitado por los choferes de colectivos y microbuses, que intimidan en nuestras calles.