Los lectores de nuestro Diario han conocido los testimonios de dos varones desde distintas realidades, que reflejan un deseo de superación y demuestran que cuando se tienen convicciones, se pueden alcanzar metas de superación personal. Dos vidas muy distintas, pero con ese denominador común de los deseos de alcanzar logros importantes. Se trata de un trabajador quilpueíno, José Luis Rivera, de 31 años de edad, quien luego cumplir condenas por varios delitos, ha logrado rehabilitarse, confirmando que después de tomar caminos equivocados, puede emprenderse una vida normal a través de un trabajo honrado. Y de Oscar Chacana, de 40 años de edad, quien fue una de las víctimas del megaincendio de Valparaíso, quien podrá continuar sus estudios universitarios merced a una beca, que no solo le favorece, sino también a su hijo de 21 años de edad. Es un hecho que estos dos casos son solo una muestra de muchos que no se conocen y que deben servir de estímulo a las personas, que con sacrificio y espíritu de superación, pueden adoptar decisiones que cambien sus rumbos de vida y que sean una motivación para quienes pueden enfrentar situaciones parecidas. José Luis Rivera comenzó muy joven a delinquir y a los 18 años de edad debió cumplir su primera condena en Limache, por hurto simple, hasta la última en Calama, por tráfico de drogas. Luego de quedar en libertad, decidió rehacer su vida y responder por dos hijas y gracias a un programa especial denominado Red Inserta, logró un trabajo estable como carpintero en una empresa constructora de la zona. Esta red, que es una iniciativa local en que participan Gendarmería, la Seremi de Justicia, Sename y otras instituciones públicas y privadas, dispone de 200 plazas y uno de sus principales objetivos es sensibilizar a los empresarios a participar en el programa y ofrecer oportunidades a exreos interesados en su rehabilitación. Oscar Chacana estaba cumpliendo su meta de ingresar a la Universidad Santa María, cuando su casa del sector El Vergel del cerro La Cruz fue consumida por el incendio. Felizmente, recibió la Beca de Apoyo al Norte Grande y Cerros de Valparaíso, que financiará sus estudios y los de un hijo de 21 años, durante tres años. Son dos historias que reconfortan y que deben servir de ejemplo a muchos que quieren superarse.