El anuncio realizado por la directora regional de Cultura, Nélida Pozo, de que existe un posibilidad cierta de que se asignen recursos del Gobierno para aportar al financiamiento de la recuperación del Teatro Municipal de Viña del Mar, abre una luz de esperanza, desde que la ciudad perdiera este recinto, junto también con el Museo de Bellas Artes de la Quinta Vergara y el palacio Carrasco de la avenida Libertad, para las actividades de orden cultural y de esparcimiento.
Estos tres inmuebles emblemáticos de la ciudad, quedaron severamente dañados con el terremoto del 27 de febrero del 2010 y en ellos se han efectuado algunas obras menores, ya que ha faltado el grueso del financiamiento para lograr ponerlos nuevamente al servicio de la comunidad. Solo en el Teatro Municipal se han cumplido obras de más relevancia, con una inversión de 2.400 millones de pesos, para el reforzamiento de la caja escénica, la recuperación de la cubierta de la techumbre y restauraciones de cornisas perimetrales. Pero queda aún mucho por hacer, pues el icónico inmueble, que es monumento histórico desde el año 2009, presenta severos daños en toda su estructura, por lo que se requieren unos 9 mil millones de pesos más.
La directora regional de Cultura aseguró que el compromiso para la entrega de aportes por parte del Consejo de la Cultura, a través del Programa de Teatros Regionales, se va a cumplir, recordando además, que esta iniciativa cuenta con el decidido apoyo del Intendente Regional, que ha realizado diversas gestiones para el financiamiento de las obras. La alcaldesa Virginia Reginato se ha manifestado muy interesada en esta recuperación, pero el municipio carece de los recursos suficientes para ello, agregando que ha habido muchas promesas pero que nada se ha concretado.
En todo caso, confiamos en que se estén haciendo todos los esfuerzos necesarios para lograr los recursos y que esta vez, luego de más de cuatro años de espera, se obtenga el financiamiento, como asimismo para los otros dos inmuebles s dañados, que también ostentan la categoría de monumentos históricos, y en los cuales del mismo modo, se echa mucho de menos el gran volumen de actividades culturales, artísticas y de entretención, que se realizaban en sus reconocidas dependencias.