Autorregulación emocional en niños
El apego es una instancia que construye la posibilidad de autorregulación emocional en estadios tempranos del desarrollo humano, donde un sistema nervioso aún inmaduro forma las bases experienciales y biológicas de respuesta que permitirán cierto grado de autonomía.
En niños que presentan daño neurológico, con un concomitante de discapacidad intelectual profunda, la condición del sistema nervioso central establece incapacidad de lograr una autorregulación emocional, derivado del hándicap de funciones y habilidades cognitivas, motoras y sensoriales que determinan limitadas habilidades, tanto de elaboración de los estímulos del medio y propios como también limitada capacidad de respuesta hacia el medio mismo.
Tal condición de necesidades especiales de atención determina los requerimientos de implementación de apoyos generalizados en todos los ámbitos de sus vidas. Desde una mirada integral, la atención de requerimientos de apoyos en regulación emocional es parte de las intervenciones necesarias para este tipo de pacientes.
Los apoyos en el ámbito de la regulación emocional implican la lectura de las respuestas mínimas o diferentes entregadas por los menores, y a partir de éstas el adulto a cargo modula la posibilidad del paso de un estado emocional a otro. Por ejemplo, de la sensación de hambre, sed, o incomodidad, hacia otra más placentera.
Es la posibilidad de recuperar la homeostasis emocional a partir de la intervención de un adulto cuidador, que responde a las necesidades de un niño. En este caso, no necesariamente un niño que cursa por sus primeros meses de vida, sino un niño o niña que dadas sus características neurológicas y cognitivas, requiere de él para el logro de tal equilibrio.
El contexto relacional del apego, que implica una relación diádica de contención hacia un niño que requiere de los cuidados de un adulto, se prolonga en el tiempo como un requerimiento de calidad de vida, entendiendo ésta como la percepción subjetiva de bienestar.
El establecimiento vincular determinará en los niños que presentan daño neurológico profundo, tal como es el caso de los pacientes del Sanatorio Marítimo San Juan de Dios, si bien no el logro de la autonomía en la regulación emocional, sí la experiencia de posibilidad de recuperación de homeostasis en presencia de este adulto cuidador, y dada la plasticidad característica de todo ser humano, la condición de crear algún grado de aprendizaje básico de respuestas adaptativas dentro de sus posibilidades.
Verónica González Calderón