Campaña
Desde 1994, el sistema público de salud implementa la Campaña de Invierno, que despliega un conjunto de estrategias para enfrentar el alza en la demanda por atención de enfermedades respiratorias.
Desde 1994, el sistema público de salud implementa la Campaña de Invierno, que despliega un conjunto de estrategias para enfrentar el alza en la demanda por atención de enfermedades respiratorias.
La más común de las enfermedades respiratorias de invierno es la influenza, que en los últimos días ha duplicado el número de consultas en hospitales y clínicas.
El Ministerio de Salud activa cada año una campaña de vacunación contra este mal. Esta es de carácter gratuito para los niños y niñas de entre seis meses y cinco años de edad, adultos mayores, enfermos crónicos de 2 a 64 años y embarazadas a partir de la 13ª semana de gestación. Independiente de si sean beneficiarios del Fonasa o del sistema de Isapres.
Las vacunas adquiridas por dicha cartera son recomendadas por la Organización Mundial de la Salud para el hemisferio sur, que otorga protección contra las cepas del virus que la causa.
La vigilancia epidemiológica comprende la recolección sistemática, continua, oportuna y confiable de información relevante. En materia de enfermedades respiratorias este proceder lo realiza una red de nivel global de la Organización Mundial de la Salud.
Con la llegada de las lluvias y bajas temperaturas, en las zonas central y sur de nuestro país el escenario epidemiológico cambia en forma significativa. Con el inicio de la estación fría aparecen una serie de males altamente contagiosos, entre ellos las denominadas enfermedades respiratorias de invierno.
Estas últimas representan el setenta por ciento de las consultas de urgencia y hospitalizaciones que involucran a niños pequeños y adultos mayores, durante los meses de mayo y agosto de cada año.
Solo en las últimas dos semanas, el número de pacientes aquejados por este tipo de patologías registró un incremento de casi un sesenta por ciento, tanto en los centros de atención primaria del sistema público como en las clínicas privadas, a nivel nacional. Y en ese mismo período, el Instituto de Salud Pública analizó más de 1.400 muestras de virus respiratorios, de los cuales el cuarenta y seis por ciento arrojó resultados positivos.
De hecho, el momento peak o de máximo de casos de las enfermedades respiratorias de invierno suele darse, de manera habitual, entre junio y julio, etapa en la que también se refuerzan las campañas de prevención, que consisten principalmente en un llamado general a los padres para que tomen las medidas de prevención necesarias, en especial con sus hijos recién nacidos y de hasta un año de edad, que junto a los adultos de más de 70 años conforman el principal grupo de riesgo.
En general, las recomendaciones de los especialistas y las autoridades de salud apuntan a la vacunación, el reconocimiento de los síntomas graves y a hacer buen uso de la red asistencial.
Entre las patologías de este tipo más habituales destacan la gripe o resfrío común, la influenza, faringitis, síndrome respiratorio sincicial, neumonía, bronquitis, bronquiolitis y neumonitis.
En su mayoría corresponden a infecciones provocadas por al menos doce variedades distintas de virus y, también, por una serie de agresivas bacterias.
"En términos generales, estos agentes patógenos son los causantes de diversos y molestos síntomas, como congestión nasal, dolor de garganta, fiebre y decaimiento. Sin embargo, en casos específicos y en pacientes de alto riesgo, si la infección no es tratada de manera adecuada y oportuna, se pueden generar cuadros mucho más complicados que, en casos extremos, pueden provocar la muerte del afectado", explica el médico infectólogo Gonzalo Wilson Lazo, especialista del Hospital Carlos van Buren y profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Valparaíso.
Independiente del agente causante, este tipo de enfermedades se clasifican en altas y bajas.
Las altas refieren a cuadros que afectan a la parte superior de nuestro sistema respiratorio, que está compuesto en lo principal por la nariz, faringe y laringe. La mayor parte de las veces tienden provocan irritación, obstrucción nasal y dolor de garganta, que en ocasiones pueden complicarse y derivar en otitis y/o sinusitis.
Las bajas, en tanto, afectan a la parte inferior del sistema respiratorio inferior, que está conformado por la tráquea, los pulmones y bronquios, órganos que al verse infectados pueden causar desde simples silbidos en el pecho hasta alterar la capacidad respiratoria de una persona y comprometer su estado general de salud.
"La neumonía, bronquitis y neumonitis, que son enfermedades que afectan al sistema respiratorio bajo, son más prevalentes en esta época entre adultos mayores de 65 años, enfermos respiratorios crónicos, asmáticos y tabáquicos. En cambio la gripe, influenza, virus sincicial y adenovirus afectan más a los niños pequeños y los nacidos en forma prematura. En términos simples, las primeras son más graves pero menos frecuentes, mientras que las segundas son menos letales y complejas pero mucho más prevalentes", advierte el especialista de la Facultad de Medicina de la UV.
La prevención es clave para disminuir las probabilidades de contraer alguna de las enfermedades descritas, que suelen transmitirse por contacto directo. Por tal motivo, las recomendaciones van desde vacunarse en forma oportuna, lavarse bien las manos, taparse la boca al estornudar o toser y protegerse las vías respiratorias del frío hasta evitar el hacinamiento y la polución ambiental extra e intradomiciliaria (humo del cigarrillo, chimeneas y estufas a leña o parafina).
Otras medida destinada especialmente a los niños es evitar que estos entren en contacto con hermanos o niños mayores resfriados. Asimismo, se recomienda limpiar bien el hogar, ya que la mayor parte de los agentes infecciosos que provocan las enfermedades respiratorias pueden permanecer activos varias horas en superficies inertes.
"La mejor recomendación siempre es vacunarse en forma oportuna, sobre todo contra la influenza y el neumococo. Además, sugiero manejar de manera adecuada las secreciones, mediante el uso de pañuelos desechables", asegura el doctor Gonzalo Wilson.