¿Cómo una persona con parálisis cerebral profunda percibe la música? ¿Qué experimenta su mente y cuerpo al escuchar acordes? ¿Es capaz de musicalizar las frecuencias del mismo modo que alguien sano? Estas interrogantes fueron las detonantes del Neuroartes, corriente que postula y promueve el diálogo entre filosofía, psicología, sociología, neurociencias y artes, con el propósito de desarrollar programas formativos y preventivos de salud mental.
Su creador y principal exponente es el filósofo y escritor Luc Delannoy, quien durante décadas ha recorrido el mundo intentando responder esas preguntas que el mismo se hizo siendo un niño, mientras tocaba el piano de su casa natal en Bruselas, en compañía de un amigo enfermo.
El pensador belga, quien acaba de ser investido con el grado de profesor visitante por la Universidad de Valparaíso, estuvo de visita por segunda ocasión en la ciudad puerto, esta vez invitado por el Centro de Desarrollo Integral del Adulto Mayor Gerópolis UV.
Durante su estada participó de un nutrido programa de actividades públicas sobre envejecimiento y cultura, visitó el Hospital Geriátrico de Limache y dictó dos talleres sobre literatura y memoria, en los que motivó y provocó al público con sus cuestionamientos.
Laboratorio de ideas
El Neuroartes es -en esencia- un laboratorio de ideas, por cuanto aglutina diferentes disciplinas e intenta articular el conocimiento almacenado por cada persona, con el fin de propiciar experiencias que deriven en la integración y el bienestar individual y colectivo.
Como tal postula el despertar neuronal y nervioso mediante un proceso consciente de captación-recepción de la realidad que percibimos a través de los sentidos. Es una suerte de vivencia interna y de integración de los estímulos exteriores por medio de la cognición, del acto de pensar. En palabras simples, es una invitación a que reflexionemos sobre cómo percibimos el mundo y nos auto-percibimos en él, a relacionarnos más con los otros, a cultivar, promover y fomentar nuestras expresiones creativas, negarnos al conformismo y hacer frente a la exclusión social que suele afectar a los seres humanos en distintas etapas de la vida, en especial a quienes padecen alguna enfermedad invalidante o se encuentran en una edad avanzada.
Para lograr esa articulación, el Neuroartes hace suya la necesidad fundamental de entender que cada persona ocupa un lugar en el mundo y que existe en relación con los otros, pues no hay manera de relacionarse con los demás si uno se autoexcluye del mundo, ya que para esta corriente la percepción es un proceso de construcción: primero se siente y luego se arma.
"Ser humano no es un estado permanente sino un proceso dinámico impulsado por la educación de nuestra percepción y pensamientos, y por las relaciones que desarrollamos con los demás y con el mundo. Lo que queremos, entonces, es entender la relación mente-conciencia. Por eso, el Neuroartes es un humanismo biológico", asegura Delannoy.
Trabajar la memoria
Para entender el funcionamiento del cerebro humano, de ciertos trastornos neurológicos y poder establecer una relación entre estos y las expresiones artísticas que surgen en la mente de cada individuo, el Neuroartes postula y defiende las bases biológicas de los procesos creativos.
Lo anterior adquiere un sentido más profundo cuando se trata de adultos mayores, por el desafío que implica a una persona de la tercera edad comprender y trabajar los procesos cognitivos.
"En esta dimensión es importante plantear la reestructuración de las concepciones y acciones preventivas de salud mental, estimulación cognitiva y rehabilitación neuropsicológica, mediante el potencial terapéutico de las prácticas artísticas", explica el filósofo.
Siendo así, el envejecimiento activo -más que a la activación del cuerpo- debe apuntar a despertar las funciones cerebrales de la persona. "Por eso, en los adultos mayores es importante trabajar la memoria. Si bien la cognición está relacionada con nuestros sentidos, no se limita a estos últimos ni al pensamiento. El cerebro se mantiene activo también con ejercicios que despierten la creatividad", sentencia el profesor visitante de la UV.
Así como para el Neuroartes la mente humana y la materia que nos rodea son un todo indivisible, una conjugación equilibrada y concéntrica, su entramado teórico no tiene sentido sin el afán práctico. De ahí que su pretensión de potenciar la autonomía y calidad de vida de las personas mayores o de quienes padecen enfermedades invalidantes se traduzca, necesariamente, en expresiones artísticas concretas, como la papiroflexia, la expresión corporal, la danza; o escuchar música, tocar instrumentos, cantar, bailar, realizar manualidades, pintar, escribir, recitar y actuar, entre otras. Y el desafío es realizar estas actividades estando conscientes de que se hacen para beneficio propio y colectivo. Es decir, sentir uno primero y luego compartir con los demás las sensaciones que genera todo acto creativo propio.
Luc Delannoy,