"Siempre hemos ido desde atrás, haciendo magia para conseguir buenos resultados"
Luego de la medalla de bronce obtenida en los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011, en la Selección Chilena de balonmano sabían que cuatro años después, en Toronto, el objetivo era ganarle a Argentina para poder aspirar a una presea de plata y a una clasificación a los Juegos Olímpicos de Río 2016.
Sin embargo, pese a los enormes esfuerzos individuales y colectivos, la Roja de hándbol cayó ante los trasandinos por el Grupo B de los Panamericanos efectuados en Canadá, quedándose con el segundo puesto de la zona. En semifinales, Chile perdió ante Brasil, el gran favorito, y luego reeditó el bronce contra Uruguay.
Pero fue la derrota con Argentina la que caló hondo en el combinado nacional. Tras ello, el capitán Marco Oneto sacó la voz luego de las frustraciones acumuladas por más de 15 años debido a las penurias vividas en un deporte que en nuestro país sigue siendo amateur. En la ocasión, el quilpueíno criticó duramente el escaso aporte económico tanto a nivel estatal como privado, lamentando también que el fútbol acapare gran parte del interés y los recursos, y que a fin de cuentas los logros de otras disciplinas se deban más a la voluntad y al enorme sacrificio de los propios deportistas.
Felipe Barrientos, arquero y segundo capitán de la Selección Chilena de balonmano, divide su tiempo entrenando en cuatro categorías femeninas en el club Italiano de Villa Alemana y en la categoría cadete de la Roja femenina. Por lo mismo, conoce de cerca la realidad de este deporte y apoya las palabras del referente del hándbol nacional.
- ¿Comparte las declaraciones que realizó Marco Oneto en Toronto?
- Con todas las circunstancias que van ocurriendo en nuestro proceso, uno se va dando cuenta que lamentablemente el ámbito donde nos vamos desarrollando no propicia una buena preparación. Ahora contamos con más recursos y comodidades, mucho mejores niveles de entrenamiento, todo ha mejorado. Sin embargo, para donde nosotros apuntamos, que es convertirnos en jugadores olímpicos, claro que eso es insuficiente. Nosotros vemos que estamos muy cerca deportivamente con una desventaja de inversión, de un montón de cosas, hasta cultural. Eso nos machaca muchísimo y nos lleva a pensar qué pasaría si estuviéramos en mejores condiciones, hasta dónde podríamos llegar. Claramente eso es lo que nos afecta por muchos años, siempre hemos ido desde atrás haciendo magia para conseguir buenos resultados.
- Más allá de todo ese contexto, ¿qué faltó para poder ganarle a Argentina, el rival a vencer?
- El factor principal fue que en ese partido contra Argentina no se jugó bien, aunque en estos años pasaron cosas deportivas y extradeportivas que nos han mermado el grupo. Tenemos gente renunciada, que son buenos deportistas y aportaban bastante. La gente que quedó era joven, y por eso hay bastante mérito de haber mantenido nuestra posición. Pero la realidad es que creo que nos faltó llegar a un mejor nivel deportivo en términos individuales, y especialmente de los que jugamos en Chile. Nos faltó llegar un paso más arriba en lo deportivo, pero con todas las circunstancias nosotros también tenemos un límite.
-¿Es por eso que se pide un poco más de apoyo para dar el salto?
- Eso siempre nos queda dando vueltas. Qué pasaría si nosotros tuviéramos la misma inyección de recursos o la misma preparación que tiene Argentina o Brasil. O al revés, qué pasaría si ellos tuvieran que trabajar todo el día, llegar a entrenar, jugar torneos un mes, perder sueldo por faltar a trabajar, etc. Qué pasaría si jugáramos en las mismas condiciones. No es culpa de ellos, pero también es una realidad que influye. En el alto nivel, cada detalle de preparación, descanso y competencia, hace la diferencia.
- ¿Cree que fue su último ciclo olímpico, al igual que otros jugadores como Marco Oneto?
- Yo creo que este es mi último ciclo olímpico. Voy a seguir aportando a la Selección dentro de la medida que significa ser un jugador experimentado, quizá ayudando un poco a los más jóvenes para que vayan asumiendo las responsabilidades que les quedan, pero es improbable que me pegue el salto a Lima 2019.
- Pero la carrera de un arquero es más extensa...
- Yo creo que si tuviéramos mejores condiciones, daría para jugar un ciclo olímpico más perfectamente. Todavía estoy vigente, pero son cuatro años más de estar luchando, de perder plata, de viajar a Santiago, de que no se te valore, que pasen cosas que más encima son nefastas, que no sabes si los recursos están o no. Pasar cuatro años más así es duro, agota. Yo creo que mi camino a corto plazo es ser entrenador y ojalá en el extranjero.
- ¿Cuál es el futuro de la Selección adulta, hay estancamiento o da para ilusionarse?
- En los próximos ocho años hay para ilusionarse, aparte que se suman todas estas generaciones de los más chicos de los mundiales juveniles. Creo que para dos ciclos olímpicos más vamos a estar en similares características, pero si no se planifica bien, eso en algún minuto se puede cortar. Y si seguimos igual, es muy difícil dar un paso al primer o segundo lugar. Se necesita una inyección económica tanto para proyectos grupales como individuales. Eso quiere decir mandar a cuatro jugadores afuera y que lleguen al alto nivel, y que a la gente se le esté pagando, especialmente acá en Chile, para que no dejen de entrenar. Un deporte no puede depender de la buena voluntad de sus jugadores o su equipo.
- ¿Cómo está el balonmano a nivel nacional y regional?
- A nivel nacional somos una liga todavía muy amateur, aunque hace cuatro o cinco años no existía. Pero para poder ser un deporte olímpico, estamos a años luz. No somos remunerados como profesionales, lo que hace que en el campeonato haya equipos que no entrenan y solamente juegan. Actualmente, la realidad del balonmano es un poco fatal, pero así y todo es mejor que hace algunos años. La liga chilena está muy lejos de lo que puede ser una liga competitiva pensando en una Selección que juega mundiales y aspira a Juegos Olímpicos. En tanto, a nivel regional, la liga se mantiene bastante bien dentro de este contexto amateur, porque los equipos de la región llevan varios años llegando a la final o siendo campeones. La región hace un buen trabajo, pero a partir de iniciativas individuales o de clubes en forma independiente.