Cristián Rodríguez F.
"Si no es hijo de la presidenta no le prestarán $6.500 millones", rezaba uno de los carteles en un puesto de entretención en la ramada del Sporting Club de Viña del Mar.
La frase -que hacía alusión al controvertido caso Caval- era una de las tantas que se encontraba en uno de los juegos de la fonda. "Si no es hijo de la presidenta no le prestarán 6.500 millones", gritaba su dueño, mientras los participantes derribaban diferentes tarros con los rostros de reconocidos parlamentarios y políticos.
Pese a que cada año escasean más los juegos criollos como la rayuela o el palo ensebado, y cuesta encontrarse con alguien encumbrando un volantín, este año los diferentes puestos de entretención de la ramada viñamarina estuvieron ambientados en el acontecer nacional y las diferentes situaciones que ha vivido el país durante este año.
Si por un lado los letreros que ofrecían vasos de terremotos iban acompañados de un 8.4, en referencia al último movimiento sísmico ocurrido el miércoles pasado, los puestos de entretención recordaban acontecimientos como la obtención de la Copa América.
"Quisimos recordar una situación que no se le olvidará a ningún chileno", comentó Javiera Cortés, dueña de un puesto al que le colocó "Achúntele al agujero de Cavani", aludiendo a lo ocurrido con el jugador uruguayo y el defensa nacional Gonzalo Jara.
Por segundo año consecutivo uno de los puestos que más acaparó la atención del público fue el de domar al toro. "La gente lo ve como un desafío y es divertido tanto para los niños como para los más adultos", explicó su dueña, Isabela Frei.
Otro de los juegos novedosos de este año fue el de un hámster que debía ingresar a unas de las 36 casetas que tenía con alimento. Y por sexto año consecutivo la señora Patricia Bravo decidió colocarse con una estatua de un cóndor, al que debían lanzarle una serie de argollas para ganar.
"Dentro de todo estamos innovando porque todos tienen el juego de las argollas, pero con las botellas o con las maderas y billetes. Nosotros tenemos algo distinto y que además, al ser un cóndor, recuerda las fiestas que estamos celebrando", explicó.
Por lo mismo, otra de las locatarias, Viviana Devia, apostó por el típico y más recurrente juego de botar los tarros. Si bien decidió innovar al estar vestida de huasa, explicó que los juegos criollos no son bien recibidos en la Ciudad Jardín.
"Nosotros vivimos en una ciudad con personas que no son del campo y tienen una cultura diferente. Los juegos típicos son para otra zona. La gente de acá prefiere participar de juegos novedosos y que los entretengan", dijo.
Pese a ello, en medio de la gran cantidad de personas que asistió durante la tarde del sábado, dos ranas de acero se asomaban entre la multitud.
"Ha venido harta gente porque la rayuela es uno de los juegos más típicos de nuestro país. Los locatarios tienen temor a que los juegos criollos no acaparen la atención de las personas, pero nosotros apostamos por nuestras ranas y nos ha ido bien", comentó Natalia Carvajal, encargada.
En cuanto a la incertidumbre por el terremoto y posterior tsunami ocurrido el pasado miércoles 16, la mayoría de los fonderos reconocieron que durante el 18 y el 19 de septiembre aumentó considerablemente el flujo de personas, por sobre sus expectativas.