En el mundo y, en especial, en América Latina, el número de cesáreas ha aumentado drásticamente en los últimos años, aun cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha recomendado que no excedan el 15% de los nacimientos. Sin embargo, en el sistema privado chileno la cifra bordea el 70% y en el público, el 40%. Importante es señalar que lo que baja el promedio nacional es que cerca del 80% de los partos se atiende en este último sector, lo que nos da una tasa de cesáreas de cerca del 49%, que de todas formas escapa con largueza a la recomendación de la OMS y va en aumento.
No debemos olvidar que la cesárea está indicada solo para los casos en que ya sea por distocia (anormalidad del trabajo de parto) o por enfermedad maternal, no se pueda dar un parto natural.
Razones hay muchas, pero las principales son el temor de las mujeres a un posible daño del piso pélvico, el dolor y "desgaste" del trabajo de parto, y un menor tiempo y mayor comodidad para la futura madre y su equipo médico. En este contexto, quiero ser enfático que respeto profundamente la libertad de decisión de las mamás; sin embargo, creo que quienes estamos insertos en el ámbito de la salud, y en particular las matronas y médicos obstetras, debemos trabajar arduamente por cambiar esta realidad con información, ya que los factores positivos de un parto natural son más relevantes que cualquier "desventaja", pero no se informan de manera correcta a la paciente, lo que obviamente incide en su decisión.
A modo de ejemplo, es importante señalar que un parto natural tiene menos riesgo de hemorragia e infecciones, disminuye la probabilidad de muerte materna y el sangrado posparto, estimula una lactancia adecuada y, además, la madre retoma sus actividades rápidamente y con menos incapacidad. A ello, se agrega que se evitan lesiones en las vías urinarias, disminuyen los riesgos de placenta previa o adherida en futuros embarazos y hay menos posibilidades de que se produzcan coágulos que lleguen a las venas pélvicas, entre otras ventajas.
En el caso del bebé, el paso de éste por el conducto vaginal, beneficia su sistema inmunológico y su flora intestinal y permite un mejor desarrollo de sus funciones digestivas.
Según estadísticas del INE-Valparaíso, en los últimos cinco años en promedio los nacimientos han oscilado entre los 22 y 24 mil al año en toda la región, por lo cual, más de 11 mil nacimientos se producen vía cesárea, siendo que según la OMS no debiesen superar los 1.600 aproximadamente. Esto nos llama a preguntarnos: ¿son mayoritariamente enfermas o presentan distocias las embarazadas de nuestra región?
Es de esperar que tanto el sistema público y, en especial, quienes trabajamos en el privado tomemos conciencia de que, por encima de cualquier razón, la mejor forma de nacer es y seguirá siendo el parto natural. Las mujeres deben decidir, pero de manera informada.
Doctor Carlos Orfali
Director del Hospital Clínico Viña del Mar