Claudio Ramírez
¿Quién diría que un vino de Quilpué podría llegar a las mesas de un país símbolo en la industria como Francia o a un lugar tan lejano como Japón? Y a eso se agrega que no es una empresa grande, sino que una pyme de solo seis trabajadores.
Se trata de la Viña Raab, una iniciativa nacida hace 11 años en el Fundo San Jorge de Quilpué y que en base a la calidad de su producto y al esfuerzo que ponen sus impulsores ha logrado convertirse en uno de los casos de éxito más importante de la región.
Hoy, cuando la participación de las pymes en la canasta exportadora del país es de apenas el 2%, cifra que se ve todavía más reducida en la región, el caso de esta viñedo no deja de llamar la atención.
"No podemos decir que el proceso ha sido fácil, al contrario, todo lo que existe ahora forma parte de un proceso que ha sido muy complicado", comenta el enólogo y bodeguero del emprendimiento, Ricardo Guzmán.
Cuando se menciona que factores como el miedo o la serie de trámites que se deben hacer son los principales obstáculos para decidirse a enviar productos al extranjero, en el caso de esta viña ubicada en el sector de El Sol lo más dificultoso ha sido encontrar los nexos para poder exportar.
"Afortunadamente nosotros gracias a unos contactos en Francia hemos logrado exportar a ese país y a Japón. El dueño de la empresa es francés y allí existe un contacto muy importante que ha facilitado las cosas, pero aún así hay complicaciones", menciona el profesional.
Las claves
Al buscar una clave o un secreto para el éxito de este proceso, Guzmán no apunta a la promoción ni a los gastos que se pueden hacer en publicidad sino que para él, lo importante para crecer en el desafiante mundo del comercio exterior pasa por algo más simple.
"Lo más relevante son las redes, las relaciones humanas que pueden existir, eso es clave para los negocios", destaca el enólogo, quien agrega la necesidad de tener objetivos muy claros.
En ese sentido, menciona que el saber reconocer sus propias capacidades como emprendimiento les ha permitido avanzar con seguridad en un mercado siempre competitivo, tanto a nivel interno como externo.
"Nos ha ido muy bien y como empresa chica tenemos un mercado acotado, así que estamos muy contentos con lo que hemos logrado hasta ahora".
En el lejano oriente, la viña ha introducido la cepa Pinot Noir y con mucho éxito, tanto así que el año pasado logró enviar a Japón una cantidad de 18 mil botellas.
Nuevo objetivo
Pero ahora existe otra meta, que es introducir otro producto que es más característico de Argentina y del sur de Chile: la sydra.
"Nosotros estamos exportando hace dos años hacia Japón y en este momento solo Pinot Noir, pero la idea es exportar sydra que es el nuevo proyecto que tenemos hoy", advierte el profesional, que valora la penetración que ha tenido el vino hasta ahora en el exigente mercado nipón.
"En el mercado japonés nos ha ido súper bien, pero uno de nuestros objetivos principales es introducir la sydra. Estamos haciendo contactos en ese sentido y dentro de ello no descuidamos los vinos tintos y blancos que hacemos, pero siempre con la idea de penetrar con la sydra", señala.
En Francia tampoco les ha ido mal. Al contrario los buenos contactos en el país europeo les permitió en lo que va del año comercializar 12 mil botellas en el mercado galo.
Guzmán agrega que uno de los factores que también se suma a los ingredientes del éxito es la focalización que le han dado a sus vinos, no pensando en un público masivo, sino que más sofisticado.
"Nos dedicamos mucho a lo que es el concepto boutique y ese es nuestro mercado principal en los países a los que exportamos. También vamos a intentar exportar Chardonnay", señala.
Pero lo que más sorprende es como un grupo tan pequeño de personas ha logrado elaborar un vino tan exitoso en un sector que de a poco está recuperando su tradición en esta materia. "Somos seis trabajadores con cinco hectáreas de uva y la bodega: yo, tres en el campo y dos en la bodega de vino", subrayó.
6 trabajadores laboran en la Viña Raab que comenzó sus operaciones en el año 1994, en Quilpué.
12 mil fueron las que introdujo este emprendimiento en el exigente mercado francés en similar periodo.