"Por fin el alcalde (Jorge Castro) va a prestar declaración"
Paulo Pérez
Abogado que representa a concejales porteños que interpusieron una acusación por notable abandono de deberes en contra del jefe comunal
"Hay un gran riesgo de incendios forestales por la alta vegetación que existe"
Boris Bravo
Presidente del Consejo de Comandantes de Bomberos del Marga Marga
Fue muy claro Jorge Inostroza, presidente de la Empresa de los Ferrocarriles del Estado (EFE), ente estatal propietario de Merval: si el estudio de la extensión del servicio a La Calera "arroja que es rentable, hay suficiente demanda y vale la pena que el Estado invierta, se toma la decisión de invertir". Pero advierte: "Hay que ver los resultados y puede que el proyecto no sea factible". En otras palabras, la red actual de 41 kilómetros entre Puerto y Limache podría no prolongarse 25 kilómetros más hasta llegar a La Calera. La última palabra se conocerá en marzo del próximo año.
Se agradece la franqueza en estos tiempos de promesas, pero a la vez se lamentaría que no se emprendiera una iniciativa que, pareciera, es económica y socialmente rentable y que, en el fondo, se trata más que nada de la recuperación de un servicio que atendió las comunas de Quillota, La Cruz, La Calera e incluso Llay Llay por más de un siglo.
Las francas declaraciones de Inostroza fueron formuladas en el marco de la entrega de moderno material rodante para el Metro Regional, que permitirá aumentar la frecuencia entre Puerto y Limache, llegando en régimen, enero de 2017, a una frecuencia de paso por las estaciones de cada tres minutos.
Sobre la extensión de Merval se han alimentado múltiples expectativas, no sólo en cuanto a la prolongación hasta La Calera, sino que hasta Reñaca y Concón, propuesta más compleja pues habría que entrar a expropiar y soterrar. Para llegar a La Calera existe el espacio de la vía actual, recorrida hoy por trenes de carga.
Y dentro de este cuadro hay que destacar como esperanzadoras las declaraciones del presidente del Directorio de Merval, Germán Correa. Afirma que el actual servicio debe transformarse en "eje estructurante y articulador del transporte público regional". Tiene toda la razón, pues al buen servicio que prestan los trenes se suma a que estos circulan por rutas propias, consumen energía no contaminante y ayudan a sacar de las carreteras autos particulares y buses que sí congestionan y contaminan. Y así lo ha entendido EFE al modernizar, con alta inversión, sus enlaces con Rancagua y Melipilla, partiendo de la Estación Central de Santiago. Y también así lo entiende el Metro de Santiago con sus extensiones.
También se esperan definiciones sobre un tan anunciado tren rápido entre Valparaíso y Santiago, sobre lo cual desde hace décadas se apolillan estudios y proyectos.
Las francas declaraciones del presidente de EFE corresponden a un realismo económico que intenta reflotar la tradicionalmente agobiada empresa ferroviaria, lo que es positivo; sin embargo, en el orden de los gastos aparece nuevamente una notoria asimetría entre lo que se destina a la gran capital y lo que se asigna, con gotario, a las regiones.
El sábado "La Patria" dio la noticia de haber sido encontrados siete cañoncitos de bronce en un despacho de calle Cochrane, que fue del español Lecanda y que hoy está en manos del síndico de quiebras. Los cañoncitos fueron vendidos hace bastante tiempo por el Fisco y comprándolos Lecanda por el peso bruto.
BUENOS AIRES. El apresamiento del vapor argentino "Presidente Mitre", por parte del transporte británico "Orama", a 30 millas de la costa argentina, ha sido denunciado por la compañía propietaria Hamburg Sudamericannische, pidiendo la intervención del gobierno. El buque navega desde 1907 con bandera argentina.
Ni siquiera el mundo cautivante de los juguetes se verá este año libre de los avances y modernas aplicaciones de la ciencia y de la electrónica. El empleo dirigido de la electricidad, las pilas, los transistores, el control remoto, los circuitos múltiples, etc., han dejado ahora las otrora tranquilas entretenciones de los niños.
Trescientos años antes de Cristo, Aristarco de Samos comparó la sombra que proyectaba la Tierra sobre la Luna durante un eclipse lunar con el tamaño de la Luna en el cielo. De esta forma estimó el diámetro de la Luna, la distancia entre la Tierra y la Luna y la distancia entre la Tierra y el Sol.
El deseo de comprender el universo de forma objetiva es inherente al ser humano. Es una de nuestras formas de expresión, tanto como lo es la literatura, la danza, la matemática y la filosofía.
El 25 de noviembre se celebró el centenario del momento en que Albert Einstein dio a conocer a la Academia Prusiana de Ciencias las ideas más profundas en la comprensión de la realidad. Heredero de la tradición de Aristarco de Samos, de Galileo Galilei, de Isaac Newton, pero principalmente heredero de la necesidad humana de comprender con detalle, Einstein culmina el trabajo de ocho años con un conjunto de ecuaciones que indican que la atracción gravitacional corresponde a la deformación del espacio-tiempo.
Los triunfos de esta teoría son impresionantes. En un fenómeno conocido como pulsar binario, ha permitido determinar con precisión qué tan rápido se acercan dos estrellas que giran una sobre otra. Ha permitido entender por qué Mercurio se mueve de una forma que no concuerda con la ley de gravitación universal de Newton. Nos permite entender por qué es posible que ciertos objetos en el universo se alejen de nosotros a una velocidad mayor que la de la luz, sin estar en conflicto con la relatividad especial. Nos provee de un mecanismo para entender por qué el Universo se expande sin que tenga que estar dentro de algo. Cómo el universo podría ser infinito y tener un origen al mismo tiempo. Cómo la luz cambia su trayectoria en un campo gravitacional.
Sin embargo, esto parece ser solo el comienzo de nuestra comprensión sobre el significado último de las ecuaciones de Einstein. Hace algo menos de veinte años, Juan Maldacena estableció de forma concreta qué fenómenos, donde la gravitación no juega ningún rol, son equivalentes a la descripción en los términos que Einstein planteó.
En algún lejano futuro, sorprendidos por este señor que entendió cosas tan profundas con tan poco en sus manos, Einstein será visto como Aristarco. El centenario del magnífico trabajo de Einstein nos invita también a admirar los miles de años que llevamos tratando de entender el universo. La incansable búsqueda de nuestra especie.
Andrés Anabalón
Profesor Facultad de Artes Liberales, UAI