El ex Presidente Lagos, el intendente Aldoney y el T2
La diferencia de opiniones entre el ex Presidente Ricardo Lagos y el intendente Gabriel Aldoney, debieron haberse realizado antes de que el Estado de Chile realizara una licitación internacional para la construcción del T2, ya que a esta altura del proyecto sólo crea incertidumbre.
Debemos recordar que la Ley de Modernización de Puertos, liberó al Estado de la construcción y habilitación de puertos, dejando esta tarea a potenciales inversionistas, a través del modelo de concesiones. Este consiste en que el Estado es dueño del terreno y un particular construye, habilita y explota a cambio de un pago por ese uso. Una vez que este plazo caduca, el particular devuelve al Estado el terreno habilitado, quién vuelve a tenerlo a su disposición. Este modelo de negocios no solo se utilizó en los puertos, sino también en carreteras y minería entre otras áreas.
Alguien podría preguntarse ¿Por qué razón el Estado optó por ese modelo para el caso del transporte marítimo? La respuesta es muy sencilla "necesitamos puertos competitivos a nivel mundial y el Estado queda liberado en invertir en esta actividad, pudiendo destinar sus recursos a otras inversiones que le otorguen mayores beneficios sociales". Es un problema de costo oportunidad.
El crecimiento económico del país depende en gran medida de la operación portuaria, de lo contrario no podríamos venderle cobre a China ni exportar ningún producto en un entorno de una economía globalizada. En otras palabras, si la operación portuaria incrementa el precio de la carga por ineficiencia, el valor del producto queda fuera de mercado.
El T2 viene a suplir la ineficiencia de capacidad, para los próximos años. Si el lugar elegido no se considera el apropiado, debieron haberse evaluado otras alternativas antes de comprometerse en una licitación internacional.
El problema es que para considerar otras ubicaciones geográficas se debe construir otro molo de abrigo y luego un puerto, lo que implica una inversión mucho mayor para que un concesionario esté dispuesto a invertir, lo que tiene sentido si el retorno de la inversión se justifica. Cabe recordar que en la primera licitación del T2 no hubo ningún oferente, lo que indica que los beneficios del proyecto no se justificaban para la inversión que se exigía.
Una alternativa es que el Estado realice la inversión, posibilidad que a mi juicio es poco probable. También existe la alternativa de no hacer nada y dejar la situación actual, lo que sería nefasto para Valparaíso, ya que cuando la actual capacidad sea superada, el puerto se hará ineficiente y por consecuencia dejará de operar.
Así, estamos enfrentados a un problema de disponibilidad de recursos financieros cuya solución óptima es compleja cuando estos no están disponibles. Sin embargo, el Estado asumió una alternativa de solución, que contempla aprovechar la última capacidad de abrigo del molo, cuyo proyecto está en ejecución.
Sin querer faltarle el respeto a un ex Presidente, me parece poco afortunado tratar de chiste el proyecto, como también no se justifica que Valparaíso se quede sin puerto, por no tener la capacidad de planificar su destino.
Sergio Bidart Loyola
Ingeniero C. Industrial -MBA
Director Escuela Ingeniería Oceánica U. Valparaíso