Nuevos modelos de transformación urbanística para nuestras ciudades
Arquitecto catalán invitado por la Corporación del Barrio Industrial El Salto de Viña del Mar
Generar ciudad no es sólo un tema de resolver el problema de la vivienda al ciudadano (que por supuesto es fundamental), sino que ha de producir las mejores condiciones posibles de convivencia, de trabajo, de acceso y comunicación, de acceso a la salud, a la cultura, al ocio, al deporte... a la más completa y sinergiable facilidad de intercambio humano.
Y en este sentido, siempre me gusta poner como ejemplo mi ciudad, Barcelona, que se ha convertido en las últimas décadas en una referencia mundial urbana.
Una ciudad que tiene una posición geográfica privilegiada, una climatología excelente, una historia rica y variada, de éxitos, de fracasos, pero que siempre incluso en los fracasos históricos (año de 1.714 ) ha sabido volver a salir a flote, revivir con nuevas y potenciadas energías.
Una ciudad cohesionada socialmente y atractiva urbanística y arquitectónicamente.
Un modelo urbanístico, basado en una fuerte y contundente "promiscuidad funcional", donde los usos y funciones se entremezclan en cualquier parte de la ciudad. Cada manzana o bloque es una microciudad en sí misma.
Un modelo que ha huido de segmentación de funciones, típica y tópica en las ultimas décadas de muchas ciudades que tomaron el modelo de desarrollo norteamericano, donde el ciudadano habita en una punta de un hipotético triángulo, trabaja y produce en otra de las puntas del mismo triángulo y va a divertirse o a comprar en el extremo tercero. Una auténtica esclavitud del vehículo privado, con todos sus problemas de tiempo, contaminación, nervios y estrés, consumos energéticos y de psiquiatría, etc.
Barcelona ha apostado por la modernidad y la vanguardia, pero con profundo respeto por su pasado, incluso el industrial. Aparecen así hoy nuevas áreas de desarrollo, como las exitosas zonas denominadas 22@, o la nueva Plaza Europa en la Gran Vía, donde conviven en perfecta armonía partes antiguas industriales, preservadas, restauradas y puestas al día en cuanto usos y funciones, con la modernidad más exquisita de arquitectura y arquitectos de vanguardia y excelencia.
Transformaciones urbanas que potencian y amplifican los usos mixtos, donde conviven las partes residenciales con las oficinas, con las áreas verdes de esparcimiento, con residencias de adultos mayores, residencias de estudiantes, centros de salud, gimnasios, centros culturales, jardines de infancia, factorías de diseño, industrias no pesadas ni contaminantes, etc.
Surgen también edificios de nueva generación, donde asimismo se manifiesta la pretendida "promiscuidad funcional". La auténtica sostenibilidad energética y social, ha de consistir en que los edificios estén en uso y carga, el mayor número de horas al día, y el mayor número de días al año. Y para ello los usos han de surgir entremezclados y sinergiables.
Y para ello, hace también falta la convicción política de la bondad de tales propuestas, para su contundente apoyo. Son apuestas a largo plazo, pero que no podemos dilatar más tiempo en encaminar, para el bien de la ciudadanía en general, y por tanto de nuestras ciudades en particular. La planificación urbanística habría de pasar pronto a ser un tema prioritario en la política, por su enorme repercusión en las futuras generaciones.
Pero los arquitectos tenemos una responsabilidad social ineludible en la transmisión de tales ideas, de ejemplos y referencias que permitan al ciudadano de a pie, visualizar todo ello de fácil manera.
Luis Alonso