Lo que sigue ocurriendo impunemente en la ciudad de Valparaíso con los rayados de muros, monumentos, edificio y una serie de propiedades y lugares públicos y privado, sin que sea posible ponerle atajo, ya ha sobrepasado con creces al control policial, de las autoridades y, por qué no decirlo, de los propios vecinos.
Dos son las principales circunstancias que cruzan estas bandas: en su mayoría están compuestas por jóvenes que bordean el anarquismo y también son integradas a veces por ciudadanos extranjeros, que se encuentran de turistas o establecidos irregularmente dentro del país, como ha quedado demostrado en las escasas ocasiones en que han sido detectados y aprehendidos in fraganti por la policía. La Municipalidad de Valparaíso y otros organismos públicos han planteado iniciativas destinadas a frenar esta marea incontenible de los rayados, poniendo a disposición de personas o grupos más seriamente organizados, que practican en el buen sentido el arte callejero o popular, y que son verdaderos artistas, muros autorizados, ya sea de privados o de lugares públicos. Pero estos son los menos, y muchas veces son confundidos con los irresponsables, pagando los justos por los pecadores.
En un esfuerzo conjunto entre el Duoc UC, en el marco de un "desafío novato", y los propios locatarios, fueron pintados el jueves pasado los muros perimetrales de la histórica pérgola de las flores de Cumming con Almirante Montt. Al día siguiente, amanecieron totalmente rayados. ¿Algún culpable o detenido? Nadie.
Ante este escenario, dos son los grandes problemas, partiendo por la falta de vigilancia de las policías encargadas del orden público y la prevención y combate de los delitos. Y la segunda, la baja penalidad que arriesgan estos antisociales, cuando se logra sorprenderlos cometiendo sus tropelías.
Las policías podrían destinar, por algunas noches, puntos fijos en lugares estratégicos sin que sean detectados, y creemos que, de seguro, la tediosa y larga espera, rendiría sus frutos. Lo otro, es hacer conciencia en el Congreso Nacional y el Gobierno, para endurecer las penas y otras medidas que no permitan que estos abusos y la delincuencia se vayan adueñando del país.