Mala noticia: se anuncia una caída en el empleo en la Región. Lo afirma un estudio de la Corporación de Bienes de Capital que analiza el quinquenio 2015-19, señalando que los ajustes en materia de inversión han limitado iniciativas formuladas para la zona.
El trabajo advierte un impacto concreto en la demanda de mano de obra para infraestructura regional que alcanza su máximo este año con 9.453 plazas de trabajo, para ir disminuyendo a 5.500 en julio del próximo año y caer a 4.000 en 2019.
Marcelo Pardo, presidente de la Cámara de la Construcción de Valparaíso, afirma que "la falta de inversión obviamente genera desempleo y menos actividad económica" y alude al freno en iniciativas como infraestructura portuaria, embalses y hospitales. Por su parte, el presidente de la Cámara Regional de Comercio, Pier-Paolo Zaccarelli, afirma que si bien los indicadores de empleo se han mantenido estables hay que "revisar las cifras con profundidad, porque son los empleos por cuenta propia, los que las están generando". Reitera el dirigente advertencias que provienen desde diversos sectores sobre los efectos negativos en el empleo de la reforma laboral. Llama a fortalecer la inversión pública y privada a largo plazo en áreas como el comercio, tecnología, turismo, agroindustria y logística. Postula Zaccarelli implementar proyectos de inversión mediante concesiones y se refiere específicamente a puertos, aeropuertos y carreteras.
Las advertencias empresariales son oportunas, pero la duda reside en la forma como son acogidas por la autoridad. Por un lado se formulan medidas para estimular el crecimiento, pero por otro aparece un discurso y proyectos concretos que retraen la inversión privada, en tanto la pública es recortada debido a la urgencia de un ajuste.
Y este es el contexto nacional en el cual se inserta la realidad de la Región de Valparaíso, donde se postergan proyectos, se satanizan otros y, en último término, se frena el crecimiento, todo ello en un escenario político confuso, con elecciones municipales, parlamentarias y presidenciales a corto plazo y con un proceso de reforma constitucional que contribuye a la incertidumbre.
En ese cuadro, la caída del empleo es una lamentable realidad que debe ser abordada con realismo. No basta la inversión. Faltan actitudes, medidas, humildad, que permitan rescatar la confianza perdida, con un ánimo convocante, donde la primera responsabilidad es del Gobierno que no puede quedar entrampado en un dogmatismo aislante que, al final del día, termina afectando a quienes se quiere favorecer.