Claudio Ramírez
Fue el presidente de la Asociación de Exportadores de Fruta (Asoex), Ronald Bown, el que reconoció en Valparaíso los efectos que ha tenido en el sector el denominado "cambio climático", en especial en la producción de frutas como la uva y la cereza, con caídas que cifró en cerca del 20% en el caso de la primera.
La preocupación fue confirmada por los agricultores de la zona, que hicieron ver las consecuencias del fenómeno que se traduce en la prolongación de las estaciones y en lluvias imprevistas.
Fuerte efecto
"Este es un problema que ha afectado con fuerza al sector", comenta el vicepresidente de la Asociación de Agricultores de Los Andes, Víctor Catán, que estima la caída en la producción en orden al 30%.
"Pienso que la gran mayoría de los productores van a tener pérdidas y cuando yo hablo de ello es porque se va a perder plata y no poca", comenta el dirigente que agrega que con la lluvia que se espera para este fin de semana se interrumpirá nuevamente la cosecha. "Ahora va a ser muy difícil embalar la fruta y con eso habrá que bajar la cortina y hacer la pérdida, la que estimamos que será fuerte", agrega, apuntando específicamente a la uva.
"La uva aún está en cosecha ya que se retrasó mucho, pues se perdieron dos semanas de enero producto de la primavera retrasada", explicó Catán. A ello suma un tema de escasez de mano de obra desde marzo en adelante que redujo los niveles de embalaje.
El directivo explicó que producto de las lluvias la fruta sufre consecuencias y no es un daño que se vea de forma inmediata.
No exportable
"La gran limitante es que se trata de una fruta que no tiene capacidad para viajar a los mercados donde se paga un valor interesante. Entonces, no es que llueva y la fruta se vea con un daño al otro día o a los dos o tres, pero es una fruta que queda condicionada porque no es exportable al no poder soportar el traslado que supone enviarla al exterior", enfatiza Catán.
Respecto a la alternativa del mercado interno para suplir las pérdidas manifestó que el principal inconveniente radica en que el mercado interno es muy limitado.
"Hay que tratar de ver si se puede negociar algo para Centroamérica y empezar a hacer gimnasia comercial, pero no está fácil sino que es complejo el tema", subrayó el vicepresidente de los agricultores de Los Andes, a la luz de las proyecciones que se habían cifrado en el sector al inicio de la temporada de la fruta producto de factores como el tipo de cambio.
"Estamos hablando de una temporada que se preveía muy buena por un tema comercial de precio y de una alta demanda, pero que ha sido bastante difícil al final por todos estos factores", concluyó Catán.
Para la presidente de la Asociación de Agricultores de Quillota y Marga Marga, Irene Salazar, las consecuencias del cambio climático han golpeado fuerte a la producción.
"Las estaciones están corridas y prácticamente hoy lo que tenemos es invierno y verano, existe un daño prolongado producto de la sequía y también de las lluvias porque son muy intensas y se producen en periodos a los cuáles no estábamos acostumbrados", señala la dirigenta.
Sin embargo advierte que en el caso de la cosecha los perjuicios no han sido tan graves pues la palta, principal producto de exportación de la zona, "es más resistente que otros productos como por ejemplo la uva".
Menor calibre y rendimiento
Pese a que en la etapa de cosecha el efecto de las precipitaciones puede ser menor en la palta, la presidenta de la Asociación de Agricultores de Quillota y Marga Marga, Irene Salazar, advierte que las lluvias si produjeron un perjuicio importante en otra etapa del proceso productivo. "En nuestra zona las que se produjeron en la etapa de floración fueron muy perjudiciales y también hay que considerar el daño prolongado de la sequía, pues reduce el rendimiento de la producción y el calibre de las paltas".