Incendio en Canadá podría tardar meses en ser controlado
EMERGENCIA. En un día la superficie arrasada creció el doble.
Los equipos que combaten el extenso incendio forestal que ha consumido 200.000 hectáreas de bosque en el noroeste de Canadá confían en que la llegada de lluvias anunciadas desde ayer les ayude a controlar el fuego.
Las autoridades canadienses reconocieron que el incendio, que ha obligado a evacuar a unas 90.000 personas, seguirá activo durante varios meses a menos que las condiciones meteorológicas cambien radicalmente y la región experimente fuertes lluvias.
La Agencia de Manejo de Emergencias de Alberta destacó el sábado que la superficie siniestrada se incrementó el doble en una sola jornada.
La lluvia empezó a caer ayer al sur de Fort McMurray, la ciudad de más de 70.000 habitantes que fue completamente desalojada el martes pasado ante el avance de las llamas, pero los bomberos también añadieron que será insuficiente para contener el incendio.
Los meteorólogos preveían para la tarde de ayer la entrada de un frente procedente del Ártico que bajará las temperaturas en la región, que han sido inusualmente elevadas durante las últimas semanas.
Entre el viernes y el sábado la policía acompañó a miles de evacuados que se vieron forzados a dejar sus casas en Fort McMurray y huir hacia las grandes ciudades de Alberta. La policía montada de Canadá dijo que el proceso había terminado ayer a primera hora.
Las autoridades dijeron que, a pesar de que el incendio ya se ha alejado mayormente de Fort McMurray, la ciudad es todavía demasiado peligrosa como para permitir que sus habitantes retornen a ella.
El siniestro va camino a convertirse en el desastre natural más costoso en la historia de Canadá.
Algunos analistas estiman que las pérdidas aseguradas podrían superar los US$ 7.000 millones.
El incendio y la evacuación masiva afectaron una cuarta parte de la producción petrolera y se teme que repercutirá en una economía ya perjudicada por la baja de los precios del petróleo. Los yacimientos petrolíferos de Alberta contienen la tercera reserva mundial de petróleo detrás de Arabia Saudí y Venezuela. Sus trabajadores, que pueblan yacimientos de arenas bituminosas, viven sobre todo en Fort McMurray, donde algunos vecindarios han quedado destruidos.