Por Karen Trajtemberg *
Nuestra democracia está enferma. La poca visión de nuestros legisladores a la hora de instaurar el sufragio voluntario; la decepción de los votantes frente a la política; la instalación de una cultura de la sospecha, atentan contra esta democracia "adolescente".
En este panorama, las primarias -en el nuevo formato "institucional"- aparecen como un favorable ejercicio de reinvención democrática. Debiera ser una práctica a celebrar. Pero no es así.
Primero, porque cuando Aristóteles y Platón definían la política, a ninguno se le ocurrió que el animal político iba desertar de su derecho a participar en la cosa pública. Hoy, cerca de la mitad de los ciudadanos de la V Región -44% según la encuesta de Fundación P!ensa- ya advierte que no piensa votar para las municipales en octubre, imaginémonos lo que sucederá en las primarias.
A los antiguos estudiosos de la política tampoco se les pasó por la mente que el acto eleccionario iba a estar cruzado por irregularidades financieras y éticas; por campañas sin discusión -que más parecen concurso de belleza-; candidatos que no provienen del mundo de las ideas, sino de la farándula, y un trasfondo más ligado al marketing, que al debate.
Hasta ahora la campaña para las primarias del 19 de junio se ha caracterizado por el relieve de la fotografía antes que el contenido y las propuestas de corte populista, a menudo inviables. Y la generación de sobre expectativas.
Las propuestas de los participantes en las primarias de Valparaíso, Viña del Mar y Concón tienen mucho "glamour", pero poco fondo. En el puerto, las ideas del PPD Leopoldo "DJ" Méndez -que incluyen escaleras mecánicas y wifi gratis- son novedosas… Y perfectamente confundibles con promesas de corte populista. Nada de experiencia política ni iniciativas profundas.
El DC Omar Jara fue administrador municipal durante la gestión de Aldo Cornejo y luego se desempeñó como gobernador de la Provincia de Valparaíso, donde quedó al debe, entre otras cosas, respecto de la seguridad en los estadios, pues bajo su administración los barristas de Colo Colo y Wanderers convirtieron la ciudad en un virtual campo de batalla. Comparto plenamente su lucha contra la suciedad, pero sus propuestas de mejoras en salud, educación, seguridad y espacios públicos son vagas y probablemente el porteño las viene escuchando desde hace varias campañas.
Del PS Roberto Aravena se conoce poco. Ha hecho una buena gestión al mando de la CUT regional, pero es distinto manejar una organización gremial que un municipio. Y para peor, uno virtualmente en bancarrota. Y aquí es bueno detenerse. En medio de tantas propuestas con títulos rimbombantes, nada se dice de la situación paupérrima en la que se encuentra el presupuesto de Valparaíso, lo que hace inviable la mayor parte de las propuestas.
En Viña, la disputa entre el DC René Lues y el PS Andrés Silva tampoco marcha bien. La lucha electoral desatada en la Plaza Vergara no se condice con las propuestas que manejan los ciudadanos. ¿Será posible dirimir un voto entre los slogans "Es ahora" o "Hechos, no palabras"? No podemos dejar en el olvido que mientras el exCore enfrenta una querella por fraude al fisco en el denominado caso Fraude a la Intendencia 2 -el CDE incluso pidió aplicar medidas cautelares en su contra-, el exdelegado presidencial para la reconstrucción todavía es criticado por su rol en ese cargo.
La realidad de Concón -con primarias en Chile Vamos- es similar. El UDI Luis Rivera y el RN Enrique Gastó han realizado una propaganda basada, según han dicho, en consultar a la ciudadanía para recién después generar propuestas. No quiero ser aguafiestas, pero ¿no se supone que un candidato debiera tener una idea de lo que quiere hacer antes de competir? Hasta ahora, lo único que se sabe es que ambos prometen una "campaña austera". Era que no, considerando la temperatura ambiente.
Aunque suene cliché, éste es el momento para que los candidatos entren a la cancha en serio. No hay que ser genio para darse cuenta que las campañas de marketing, como se concibieron hasta ahora, ya no funcionan. Que hay que dejar la fotografía (que ni siquiera aparece en el voto) e instalar el debate. ¿Para qué? Para motivar a votar a una ciudadanía molesta e indiferente. El enemigo no es el contrincante político: es el desprestigio y la desidia. De lo contrario, el nuevo ejercicio democrático terminará convertido en una competencia de acarreo. Y los alcaldes electos tendrán un nivel de abstención que hará casi irrisoria su legitimidad.
Hay que generar cambios hoy. La democracia es incapaz de sostenerse sin sus dos principales puntales: política (de calidad) y participación.
"El enemigo no es el contrincante político: es el desprestigio y la desidia. De lo contrario, el nuevo ejercicio democrático terminará convertido en una competencia de acarreo. Y los alcaldes electos tendrán un nivel de abstención que hará casi irrisoria su legitimidad"