Ayer, al atravesar una señora, al parecer francesa, la calle de la Aduana, fue atropellada por dos marineros extranjeros que en esos momentos corrían a caballo sin cuidarse de la multa con que se castiga a quienes galopan en la población. La señora fue estrellada contra la acera, quedando muy estropeada en su brazos y cabeza.

Piden remoción del 1° y 2°

La minoría ha solicitado una sesión de la municipalidad para la próxima semana, para tratar la remoción del 1º y 2º alcalde, señores García y Valenzuela, respectivamente. La minoría ha frustrado las últimas sesiones, sin poder tratar asuntos como el matadero, el puente de la calle del Cerro y otras obras de adelanto.

Firmado convenio entre

Con la firma del convenio del Banco Interamericano de Desarrollo que concede un crédito de 2.500.000 dólares a la Universidad Técnica Federico Santa María, prosigue el proyecto de construcción de una escuela de Artes y Oficios en los terrenos de las 15 hectáreas donadas por Indap en el Jardín Botánico.

La prensa informa que el ministro Nicolás Eyzaguirre ha instruido a diversas oficinas, en orden a emplear un lenguaje neutro en términos de sexo o que aluda a hombres y mujeres de modo de prescindir de su uso en términos sexistas que pueda significar un menoscabo de la mujer. El ministro destaca ser la señora Bachelet la que promueve la igualdad para las mujeres, de lo que él deduce ser necesario fomentar la inclusión de la perspectiva de género en el proceso legislativo.

Esta jerigonza, en síntesis, significa evitar palabras de género masculino con referencias a personas de sexo femenino. Como reformadora del lenguaje de los chilenos, ello seguramente reservará un lugar en la historia de las grandes innovaciones a la Presidenta Bachelet, junto a Julio César, creador del calendario que llamamos "juliano", o a Gregorio XIII, quien estableció el que denominamos "gregoriano", o a Gutenberg, inventor de la imprenta de tipos móviles, y a algunos otros.

Bachelet y su ministro creen que el sexo interviene en el lenguaje, en circunstancias que todos saben que cuanto ellos consideran sexista obedece nada más que a un fenómeno estrictamente lingüístico que los especialista llaman "género", paralelo, por ejemplo, al que denominan "número". A veces, es cierto, el género sirve para diferenciar el sexo del objeto referido si interesa a los hablantes (perro/perra, vaca/toro, serpiente macho/serpiente hembra); pero hay infinitos nombres en que el sexo del objeto no interesa, como "alma" o "agua", que son de género femenino e independientes de un eventual sexo, que seguramente no tienen; o "hipopótamo" que es de género masculino, aunque designa a hembras y machos.

Pero este último ejemplo es el que explica la operación ideológica de Bachelet, aunque ella no se interese por los animales, porque sólo se trata de evitar las palabras que sean de género masculino referidas a personas, si la referencia es a mujeres; o sea, mezcla y confunde el género con el sexo; por eso se ordena decir "todos y todas" en vez de "todos" o "población" en sustitución de "habitantes". Debemos agradecer que no se ordene reemplazar "agente" por "agenta", "amante" por "amanta", "cantante" por "cantanta", etc. Se le pediría, eso sí, que también se preocupara del lenguaje inclusivo con respecto a los seres humanos de sexo masculino (ya que dice que el hombre y la mujer son iguales); así debería disponer que se dijera, p. ej., "astronauto", "hincho" o "burócrato" cuando la referencia es a un hombre.

Alejandro Guzmán

Catedrático de universidad, abogado

Casi cada día abren nuevos locales gastronómicos. Cocinas variadas: peruana, china, japonesa o tailandesa y, por cierto, se mantiene la europea y no abandonan el terreno los fogones criollos. Y ante tanta competitiva y tentadora carta, paradojalmente, languidecen e incluso desaparecen las librerías. Y este cuadro se da precisamente en Valparaíso, Patrimonio de la Humanidad, polo cultural con varias universidades. De esta realidad da cuenta, con heridas personales, Víctor Hugo Bustamante, propietario de la tradicional e itinerante Librería Ivens, local próximo a cerrar pues no logra sustento económico.

Malo. Las librerías son un eslabón más en la cadena de la cultura y en ese rubro, como en muchos otros, Valparaíso es pionero. Fue en 1833, en oficinas de este Diario, donde abrió la primera librería de Chile, con oferta de textos en castellano, inglés, francés y otros, junto a revistas extranjeras.

La tradición librera se mantuvo en el tiempo y en el siglo pasado tenemos locales clásicos como El Pensamiento, de Macario Ortés, y Parera, de Modesto Parera, libreros españoles que ilustraban a sus clientes y mantenían tertulias.

Bustamante, continuador de esa tradición como propietario de una librería con orígenes en el siglo XIX, toma su caso como "algo natural" y agrega que "hace bastante tiempo el libro y la lectura están en decadencia en Chile, no así la utilidad del texto que aún se sigue compartiendo, utilizando y estudiando".

Así, no estaría todo perdido, el rescate es posible, pero habría que buscar las causas que llevan al abandono de la lectura y del libro.

Por un lado, esta el bombardeo de los medios digitales, que ofrecen amplia oferta de información, amplitud que no quiere decir calidad. Esa oferta captura niños y jóvenes y prima como elemento fundamental en la educación. Así, el proceso educativo no incentiva la lectura que se ahoga entre el televisor y el computador. Y es en ese ámbito escolar donde hay que trabajar para rescatar esa vieja práctica.

Pero está también el tema económico. Los libros son caros y están gravados con un alto IVA, olvidando que todos los libros aportan a la cultura y a la educación.

El caso de la vieja librería porteña próxima a cerrar llama, una vez más, a buscar incentivos para la lectura, partiendo por la educación en todos sus niveles y sin dejar de lado el tema tributario donde menos impuesto puede significar más cultura, conocimiento, formación y saludable esparcimiento.