El impacto que generan en la salud mental los desastres naturales y las emergencias sociales
EFECTOS. La mayor parte de las personas reacciona con normalidad ante situaciones de gran significación, pero un tercio o más llega a desarrollar estrés postraumático u otro tipo de trastornos.
Terremotos, inundaciones, erupciones, incendios, guerras, persecuciones, atentados terroristas… Los desastres naturales y las emergencias sociales complejas ocurren a diario en todo el mundo. Casi siempre, el impacto de estas situaciones -de las cuales Chile, por cierto, no es ajeno- se mide en relación con la pérdida de vidas humanas y los daños materiales que generan.
Sin embargo, muchos de sus principales efectos se registran en niveles más profundos y menos visibles e inmediatos: en el deterioro del tejido social de las comunidades y las familias afectadas, en el incremento de los signos del sufrimiento psicológico -como la aflicción o el miedo- y en la aparición de ciertos trastornos psiquiátricos que evidencian las víctimas que han sobrevivido.
Lo anterior es consecuencia de una serie de aspectos. El más importante de ellos es la sensación de profunda inseguridad que produce en cada persona la amenaza efectiva de perder la vida o la integridad física. También la eventual muerte de seres queridos, la destrucción de bienes materiales que usualmente reflejan el trabajo de muchos años o un particular proyecto de vida, además del desarraigo y la carencia de alimentos, refugio, agua y servicios higiénicos. La situación se agrava si luego de la emergencia o desastre aparecen grupos de antisociales que se aprovechan de la situación de descontrol para realizar saqueos, agresiones y especulación con insumos esenciales.
Según advierte la Organización Mundial de la Salud, dependiendo de la magnitud del desastre o la emergencia, su duración y de los diversos factores señalados, entre la tercera parte y la mitad de las personas expuestas a este tipo de fenómenos termina por desarrollar algún problema de tipo mental.
Evolución
La mayor parte de las reacciones que muestran las personas ante situaciones de gran significación como las descritas suelen ser normales. Y si bien no todas pueden calificarse como patológicas, es necesario brindar a los afectados las atenciones adecuadas durante un periodo prolongado de tiempo, para que así ellos enfrenten de mejor manera lo sucedido y puedan reconstruir sus vidas.
Para Leonardo Contreras Tapia, psiquiatra del Hospital del Salvador y profesor del Departamento de Psiquiatría de la Escuela de Medicina de la Universidad de Valparaíso, en una situación emanada de un desastre natural o emergencia la reacción psicológica de los afectados, tanto de las víctimas como de quienes integran equipos de rescate y apoyo, evoluciona de manera gradual y por etapas.
"En las primeras 72 horas predominan la ansiedad, ira, inestabilidad emocional, pánico, confusión y una dificultad importante para aceptar que la situación vivida es real. La reacción será más grave si ha muerto o ha quedado herido algún ser querido", explica el médico.
En los días siguientes y durante las primeras cuatro semanas, las emociones suelen ser menos intensas, pero las personas todavía sufren de aflicción y miedo, nerviosismo, tristeza, preocupación exagerada, irritabilidad, inquietud motora, y pérdida del sueño y del apetito. Surgen alteraciones en las conductas cotidianas y problemas en las relaciones interpersonales y en el desempeño laboral. También se hacen evidentes las expresiones de duelo y molestias físicas variadas.
Estrés postraumático
En los meses siguientes la ansiedad y la tristeza suelen disminuir hasta desaparecer, pero ello en algunas personas puede dar paso a la expresión más característica del trastorno mental asociado a desastres: el estrés postraumático.
Las mujeres resultan afectadas el doble que los hombres. En niños y adolescentes es menos común su diagnóstico y entre los adultos mayores pocas veces se presenta el trastorno completo, pero sí un mayor deterioro funcional.
Este cuadro suele presentar una serie de síntomas incapacitantes, como los recuerdos repentinos, vívidos y muy angustiantes sobre la situación, conductas evasivas, lagunas en la memoria, graves sentimientos de culpa, desapego afectivo, arrebatos de furia, conducta autodestructiva, respuestas de sobresalto exagerado, alteraciones de la concentración y del sueño. Con frecuencia el estrés postraumático se complica con la aparición de una depresión, divorcio, abuso de sustancias y ansiedad, las que se agravan si el afectado sufre discriminación, revictimización o impunidad.
"En el gran incendio de Valparaíso, en 2014, muchas personas se descompensaron debido al estrés de la situación y a la pérdida de sus medicamentos. Lo mismo sufrieron personas con depresión, episodios psicóticos y maníacos. No fue raro ver víctimas del incendio consumiendo alcohol en la vía pública o entre las ruinas de sus casas", asegura el psiquiatra Leonardo Contreras.
Atención integral
Más allá de las normativas y ejercicios estandarizados destinados a preparar a la población para enfrentar de la mejor manera posible una situación de desastre o emergencia, desde el punto de vista de la salud pública uno de los aspectos a considerar es la atención integral de las personas, a cargo de personal sanitario de nivel primario entrenado, y el aporte de psicólogos y psiquiatras para los casos más complejos. La respuesta temprana y la coordinación de las acciones son esenciales, pues la dispersión de las acciones reduce el impacto positivo que éstas tienen.
Cuando se presenta un trastorno por estrés postraumático hay tratamientos con algunos medicamentos de comprobada efectividad, que deben asociarse a intervenciones psicoterapéuticas específicas. En opinión del especialista de la Escuela de Medicina de la UV, la consulta temprana en estos casos es fundamental, ya que este tipo de cuadros tienden a agravarse con el paso del tiempo.
Diploma de Postítulo
El 3 de septiembre próximo el Departamento de Psiquiatría de la Escuela de Medicina de la UV comenzará a dictar el diploma de postítulo "Salud mental: una mirada desde la salud pública", el cual se orienta a profesionales y alumnos de cursos superiores de disciplinas afines interesados en actualizar sus conocimientos relativos al diagnóstico, tratamiento y prevención de los trastornos mentales más prevalentes desde una mirada que integra los distintos enfoques científicos, psicológicos y sociales. Más detalles de este programa en http://www.uv.cl/postgrado/?id=245