Parques marinos
La creación de áreas marinas protegidas debe ir acompañada de las estructuras de administración.
Los parques marinos son áreas que se delimitan en el mar, para proteger y conservar la particular biodiversidad que pudiera existir en un determinado ecosistema marino. Pero no son los únicos sistemas de protección; también están, por ejemplo, las "reservas marinas" que favorecen la reproducción, y las "áreas marinas costeras protegidas" destinadas a preservar ciertas especies en peligro. Los parques son los más restrictivos, porque allí, en principio, se prohíbe todo tipo de actividad que no sea estrictamente científica.
En Chile, a la fecha, tenemos tres parques marinos. El primero fue el parque Francisco Coloane creado en 1999, entre las islas Santa Inés, Riesco y la península de Brunswik, en la región de Magallanes, con 670 km2. Le siguió, el año 2010, el parque Motu Motiro Hiva, alrededor de isla de Pascua, con 150.000 km2. Y recientemente se oficializó el parque marino Nazca-Desventuradas, de poco más de 300.000 km2, alrededor de las islas San Félix y San Ambrosio, ubicadas a 900 km frente a Caldera, cumpliendo así con el compromiso contraído en la conferencia internacional "Our Ocean", realizada en la región de Valparaíso, en octubre pasado.
En aquella conferencia, nuestro país también se comprometió a establecer áreas marinas protegidas alrededor de las islas Juan Fernández, y a concordar con los isleños de Rapa Nui la mejor forman de conservar la biodiversidad del parque marino, sin alterar los usos ancestrales.
Chile es uno de los países con mayor superficie de áreas marinas protegidas en el mundo, superando el 10% de su Zona Económica Exclusiva, que Naciones Unidas ha sugerido a los países costeros. Esta creciente preocupación por el cuidado del mar se debe a que -junto con los bosques y selvas- es una importante fuente de absorción de dióxido de carbono (CO2), que es el principal componente de los denominados "gases de efecto invernadero", responsables del calentamiento global y el consiguiente cambio climático, que ya estamos experimentando.
La creación de áreas marinas protegidas, de cualquier tipo, debe ir acompañada de las estructuras de administración, control y manejo de los recursos que se quiere salvaguardar. De poco sirve dibujar en un mapa grandes extensiones de áreas marinas protegidas si no se tiene, por ejemplo, la capacidad de fiscalizar y sancionar a los depredadores; si bien los satélites y drones pueden contribuir a la tarea de vigilancia, siempre se requerirán buques en condiciones de concurrir y abordar in situ a los infractores.
Miguel Á. Vergara Villalobos
Presidente Liga Marítima de Chile