Apelo a la memoria y la conciencia. Así se titula la columna escrita por el máster en Historia Jorge Salomó, director gerente de la Corporación Cultural de Viña del Mar, publicada el domingo en este Diario.
Alude Salomó a la amenaza de demolición que se cierne sobre la Casa de Italia, tradicional edificación situada en la calle Álvarez que podría ser una nueva víctima de la "picota del progreso" que con energía, autorizaciones y justificaciones ha ido destruyendo el pasado y la fisonomía tradicional de Viña del Mar.
Casa de Italia es una propiedad privada perteneciente a la sociedad anónima "Inmobiliaria Casa de Italia". Los titulares de las acciones se reunirán el próximo jueves en sesión extraordinaria para elegir nuevo directorio, luego que la Superintendencia de Valores y Seguros anulara la última votación y exigiera realizar una nueva junta para esos efectos. Constituido un nuevo directorio, se podría pasar, quizás en otra sesión, a tomar una determinación sobre la venta de la propiedad patrimonio de la sociedad. Pero existe ya, a partir de una decisión de un sector de los accionistas, la disposición a vender a una inmobiliaria, la cual desarrolló el anteproyecto de un edificio de 22 pisos, ya aprobado por la Dirección de Obras de la Municipalidad.
¿Hasta qué punto esa iniciativa aprobada es válida -tema nada novedoso- dados las diferencias internas de los accionistas y la última intervención de la Superintendencia de Valores sobre elección de un nuevo directorio?
Esa es una faceta jurídica del problema. Pero el tema no se agota en ese punto, pues están en juegos los valores patrimoniales de la ciudad y la conservación de su entorno; el económico, que comprende el alto valor que ha alcanzado la propiedad y la deuda tributaria que la agobia; y el ánimo de los representantes de la colectividad de origen italiano que adquirió ese inmueble con el fin contar con un digno lugar de encuentro social y remarcar la fuerte presencia de esa colectividad en nuestro medio.
¿Era el ánimo de esos dirigentes de la colectividad de raíces italianas hacer una buena inversión, un buen negocio?
Responde el profesor Salomó: "La Casa D'Italia nació de un sueño colectivo, de la integración de voluntades de muchas personas que entendieron lo importante de cautelar nuestra historia".
Hay tropiezos para mantener ese sueño, pero esos tropiezos se pueden superar en beneficio de la propia colectividad italiana de profunda presencia en nuestro medio y de una comunidad que desconfía en los beneficios urbanos y políticos que suponen el desenfreno de las retroexcavadoras.