Independiente de la necesidad de seguir sumando para escapar del fondo de la tabla, el técnico de Everton, Pablo Sánchez, sabe que esta semana es especial dada la importancia del Clásico Porteño contra Santiago Wanderers.
"Más allá de que en los números hay tres puntos en juego, también hay prestigio y hay historia detrás de este partido", reconoce el entrenador argentino, quien quedó con una buena impresión de los últimos dos triunfos de su equipo. Un envión anímico vital para afrontar un choque de esta magnitud.
- ¿Cómo ve a Santiago Wanderers?
- Es un equipo que tiene muchos jugadores de la cantera, es un equipo sumamente aguerrido. El técnico le ha impuesto esta mentalidad del fútbol uruguayo y hace que las cosas sean difíciles. Nosotros por momentos pedimos una intensidad alta del equipo y esto va a hacer que sea un partido durísimo para ambos. Trataremos de seguir con nuestra idea, sabiendo que en estos partidos es más difícil, la misma tensión y presión que supone el clásico es como que achica los espacios y hace que cada jugador se equivoque un poco más de lo normal.
- ¿Cree que el Decano llega como favorito por lo hecho esta temporada?
- En principio, Wanderers puede ser que llegue como favorito, pero la realidad es que cuando pita el árbitro son 11 contra 11, queriendo cada uno defender su camiseta de la mejor manera, y de la forma más leal posible. Va a ser un duelo parejo, intenso, y trabajamos para quedarnos con los tres puntos.
- ¿Cree que el viento puede ser una condicionante en el partido?
- Muchas veces los terrenos o las condiciones climáticas son condicionantes. Hay equipos que lo tienen mejor asimilado que otros, y a veces se pueden sacar ventaja y otras no. El otro día jugamos con muchísimo calor en Santiago y nosotros no estamos acostumbrados, no entrenamos habitualmente con esa temperatura y el rival sí, y de todos modos ganamos el partido. No es determinante (el viento), pero puede ser un condicionante. Nosotros tenemos que tratar de despojarnos de eso, y distinto es cuando uno va a jugar a la altura de Bolivia donde hay 4.000 metros, ahí ya es una realidad inamovible y una condición física sumamente real. Tomaremos las precauciones, si hay mucho viento en contra, lo más lógico sería tratar de elevar lo menos posible la pelota, que transite por abajo, pero no siempre se puede y habrá que intentarlo.
-¿Qué otros clásicos le tocó vivir a lo largo de su carrera?
- Me tocó un clásico lindo que fue el de la Universidad de Concepción con Concepción, en la B, cuando ascendimos. Se vivió un lindo momento. Obviamente viví como jugador Rosario Central versus Newell's, y como técnico me tocó Oriente Petrolero-Blooming, en Santa Cruz de la Sierra. Todo clásico tiene su propia identidad e historia, por eso siempre se disfruta esto, más allá de los nervios que implica.