Las dudas y recriminaciones marcan el cierre de la campaña destinada a elegir alcaldes y concejales. Acusaciones, caza de responsabilidades y el descarrilamiento de la ley exprés que buscaba resolver las irregularidades del padrón, primaron sobre los actos finales de los candidatos.
La impresentable chapucería, advertida ya desde 2014 en oficios diversos, terminó opacando una campaña significativa en sus propuestas, pues la elección municipal designa a las autoridades más cercanas a las personas, aquellas que tienen bajo su responsabilidad, las comunas donde transcurre la vida la diaria de los ciudadanos.
Así, quedan en segundo plano temas tan importantes en la Región como la seguridad de personas y bienes, el aseo domiciliario y callejero, el tránsito y el ordenamiento urbano, entre otras materias que tocan a todos.
Notas positivas: gracias a las disposiciones de la cuestionada autoridad electoral, nuestras ciudades, calles y caminos, se han visto liberadas de aquella agobiante propaganda electoral, que tapaba la vista, hacía peligrar el tránsito y, al final del día, terminaba sumándose a desperdicios sin dueño ni destino. Además, no hubo violencia física.
De acuerdo a las disposiciones legales hoy -a las 24 horas- termina la propaganda en prensa y radio. Además, desde mañana se prohíben todo tipo de manifestaciones o reuniones públicas de carácter electoral hasta cuatro horas después del cierre de la votación del domingo.
En cuanto al acto electoral mismo, fuera de las fallas en el padrón, hay amplia información disponible sobre locales de votación y candidatos. Sus nombres figuran en las cédulas únicas, cuyos facsímiles fueron publicados en este Diario el martes pasado.
Se cierra la campaña. Pero seguirán dudas sobre el padrón y el efecto que ese problema tenga en la abstención de los ciudadanos en un cuadro de inscripción automática y voto voluntario.
Y no hay que dar vuelta a la página: cerrada la jornada electoral, hay que establecer responsabilidades en los niveles que corresponda de acuerdo a la magnitud del problema y al daño que causado a la marcha del sistema democrático.
Con todo, más allá de quejas, dudas, denuncias, sumas, restas y cálculos, el lunes mismo, el día después, mirando al futuro, las autoridades políticas, Ejecutivo y Congreso, deben asumir la tarea de resolver, en plazos razonables, todos los problemas que han opacado el proceso electoral del domingo. Y esto teniendo presente que el próximo año hay elecciones presidenciales y parlamentarias, que exigen un marco que asegure transparencia y garantías para todos los sectores.