150 años | 3 de diciembre de 1866

Sacerdote de Comunidad Agustina recibe distinción

El padre fray Francisco de Borja Pérez, prior del Convento de San Agustín en Valparaíso, recibirá esta noche en el convento central, en Santiago, la investidura de Padre Maestro. Con este motivo se celebrará un Te Deum y luego una fiesta que promete ser muy animada en razón de las grandes simpatías de que goza este sacerdote.

100 años | 3 de diciembre de 1916

Extienden servicio de tren hasta Quillota los sábados

Ferrocarriles ha resuelto extender el servicio del tren del día sábado, que sale desde la Estación Puerto de Valparaíso a las 2.30 P.M., hasta Quillota. Antes llegaba sólo hasta Quilpué. Hoy, que se ha generalizado la costumbre inglesa de trabajar en día sábado hasta el mediodía, el servicio de este tren es indispensable.

50 años | 3 de diciembre de 1966

Cacería de contrabandistas hubo en Laguna Verde

Una espectacular cacería de contrabandistas realizó ayer en Caleta Curaumilla, al sur de Laguna Verde, la Policía Marítima y Carabineros, intercambiándose algunos disparos. Por 6 horas las fuerzas del orden persiguieron a una veintena de delincuentes. Al final capturaron sólo 2, con miles de corbatas y pañuelos italianos.

Nicolás Maduro y Donald Trump pertenecen al tipo más burdo de demagogo. Pero no todos son así. Algunos poseen sólida formación intelectual e incluso provienen del mundo académico, parecen honestos, no transgreden tanto lo corrección política en sus diatribas y hasta se ven convencidos de la aptitud de sus insensatas ideas para acercarnos al paraíso terrenal.

No obstante, los populistas, tanto nacionalistas como marxistas, tienen mucho en común. Su objetivo es alcanzar el poder promoviendo medidas que prometen soluciones rápidas a grandes problemas, pero que saben o deberían saber que resultarán perjudiciales. Su estrategia consiste en movilizar las pasiones del resentimiento -ya sea de etnia o de clase- y la bronca hacia las élites, a partir de un diagnóstico pesimista de la realidad, y en sostener falsedades verosímiles, como que los inmigrantes perjudican a los trabajadores nativos o que las pensiones de nuestros jubilados mejorarían si termináramos con las AFP, a pesar que la evidencia las desmiente con claridad. Esa mezcla los hace atractivos a los adeptos a las teorías conspirativas. En diferentes grados, favorecen el intervencionismo estatal en la economía. Y casi siempre muestran impaciencia por las restricciones que el Estado de Derecho impone al poder político.

No hay uniformidad, sin embargo, en los segmentos etarios más propensos a ser seducidos por sus despropósitos. En la derecha son los mayores, como los que votaron por Trump o el Brexit, mientras los jóvenes, como los que llevaron a David Cameron al poder y los que votaron por John Kasich en las primarias republicanas, son la generación más liberal que haya tenido ese sector. En la izquierda son, en cambio, los jóvenes, como los seguidores de Bernie Sanders, Pablo Iglesias o Gabriel Boric, mientras los mayores, como los que hicieron candidata a Hillary Clinton, son la generación más socialdemócrata que haya habido. No es extraño: la demagogia nacionalista apunta a la nostalgia y la marxista a la utopía. La sensatez reformista tiene su principal sustento en los jóvenes de derecha y los viejos de izquierda.

A veces se infiere de ello que sobre todo la izquierda radical tiene garantizado un papel protagónico en el porvenir. Pero es una conclusión ingenua. Los jóvenes de hoy moldearán sin duda el futuro, pero el futuro también los moldeará a ellos. No viene mal recordar que los jóvenes norteamericanos de los 60, que revolucionaron las costumbres para siempre, se volcaron en los 80 hacia la liberalización económica de Ronald Reagan y optaron ahora en su gran mayoría por el proteccionismo de Trump.

Claudio Oliva Ekelund

Profesor de Derecho, Universidad de Valparaíso

El tema de la inmigración se ha instalado con fuerza en el debate político nacional, proyectándose necesariamente hacia la próxima campaña electoral destinada a elegir Presidente de la República, senadores y diputados.

Tanto desde el Gobierno como desde la oposición se anuncian iniciativas para actualizar la actual Ley de Inmigración de acuerdo al aumento de las corrientes de extranjeros que llegan a residir y a trabajar en el país, muchos en forma irregular. Hay acusaciones de racismo o xenofobia ante las declaraciones de algunos representantes políticos, especialmente sobre generalizaciones condenatorias contra los inmigrantes, achacándoles acciones delictuales. El mismo mensaje injusto se retumbó con fuerza y encontró acogida en la campaña electoral norteamericana.

En el caso chileno, la acusación contra los extranjeros no tiene base estadística, pues dentro del cuadro delictual general, su presencia es bajísima. Lo que sí es verdadero es que esa participación está focalizada en delitos graves, como el tráfico de drogas o modalidades de estafa informática.

Pero la realidad es que la inmigración está presente en nuestro medio y aparece en el campo laboral en busca de oportunidades, como lo comprueba una crónica de este Diario. Los entrevistados en Valparaíso reconocen que les ha ido bien, pero rechazan, y con razón, las generalizaciones.

Además, hay que recordar que Valparaíso, puerto, ha sido a través de la historia nacional el gran receptor de corrientes migratorias desde el Siglo XIX. Ya el censo de 1907 consignaba que de una población provincial de 281.385 personas, había 15.968 extranjeros de 35 nacionalidades, muchos de ellos residentes con cierta antigüedad, pero otros recién llegados en busca de oportunidades, huyendo de guerras, del hambre, de problemas políticos o económicos.

Las corrientes migratorias se acentuaron tras la Guerra del 14, la Revolución Española y la Segunda Guerra Mundial. Barcos repletos de migrantes recalaban en el puerto y con ello nuevos grupos humanos, con sus costumbres, culturas, virtudes y defectos se incorporaban a nuestra nacionalidad. Hay tras esos seres humanos historias de triunfos y fracasos que son la historia de muchas familias donde están las raíces de trabajadores, profesionales y empresas exitosas que comenzaron casi de la nada.

En suma, nada nuevo, una vieja historia de personas que buscan mejores horizontes y que esperan una buena acogida, respetuosa y generosa. En estas horas, cuando en la Teletón se desarrolla una cruzada por la rehabilitación infantil, no debemos olvidar que esa bandera solidaria la hace flamear Don Francisco, justamente un exitoso y convocante descendiente de inmigrantes.