Alfredo Larreta, un hombre de servicio
Él siempre tuvo tiempo para detenerse, para escuchar, para ofrecer su colaboración desinteresada.
Con profunda pena hemos conocido la muerte del querido periodista e investigador histórico Alfredo Larreta Lavín. Su impronta asociada al archivo de El Mercurio de Valparaíso, se convierte hoy en una figura que permanece en nuestra memoria y en nuestros afectos. Siempre atento, dispuesto, con sentido de servicio a la comunidad, pleno de inquietudes, con el dato necesario, la ayuda oportuna, su entrega en plenitud a esos antiguos tomos empastados que él recorría con pasión, para cautivarnos con las noticias que habían marcado la historia hace un siglo, hace cincuenta años, o en un pasado significativo de la historia porteña y nacional.
Asertivo, culto, sin aspavientos, muchas veces en un bajo perfil que lo caracterizó, siempre medido en sus apreciaciones, ponderado en sus juicios, amigo del café y de la tertulia con sentido. Su estampa era habitual en los eventos culturales, las presentaciones de libros, los diálogos ciudadanos relacionados con su amado Valparaíso y con Viña del Mar. Sus crónicas dominicales por largos años nos entusiasmaron con el rescate que él hacía de la historia, de acontecimientos y personajes memorables.
En los últimos años, junto al periodista y amigo Julio Hurtado, Alfredo entregó a la comunidad interesantes libros que desentrañaban los secretos contenidos en las páginas de El Mercurio de Valparaíso, que el recorría como buen "ratón de biblioteca", para convertirlos en temas interesantes, documentados y versados en cada materia de investigación.
Con un lenguaje fluido, claro y descriptivo, su periodismo siempre estuvo en la ruta del servicio a la difusión, en cumplir con la vocación educativa inherente a sus motivaciones más íntimas. Una estampa asociada a la calle Esmeralda, a los encuentros de sociabilidad, de amistad ciudadana que constituyen una práctica admirada por muchos, pero algo olvidada en una sociedad acelerada. Él siempre tuvo tiempo para detenerse, para escuchar, para ofrecer su colaboración desinteresada y amable.
Flaco, te extrañaremos. Tus narraciones sugerentes, las lecciones de tu rico contacto con la historia a través de los archivos, tu presencia en la Feria del Libro, en las ceremonias de celebración de aniversarios, de homenajes y recuerdos, de rescate patrimonial, de actividades culturales y artísticas. Seguiste muy pronto a tu esposa, estamos seguros que ahora descansas en su regazo y en la paz que merece una persona buena, un hombre de servicio. En tu partida, nuestra gratitud.
Jorge Salomó Flores
Gerente Corporación Cultural Viña del Mar