Con mucho ánimo e ilusión, Everton entrenó ayer por última vez en el CDE con miras a la final de Copa Chile frente a Colo Colo, duelo que se disputará esta noche a partir de las 20 horas en el estadio Nacional.
Los trabajos de balón parado tuvieron especial énfasis en esta última práctica, ya que es una de las mayores preocupaciones del técnico Pablo Sánchez considerando el mal registro que los oro y cielo tienen en esa faceta del juego.
"Recibimos muchos goles de pelota detenida, siete en quince partidos, es un promedio espantoso, malo", reconoció el DT, quien con suma rigurosidad sigue intensificando las labores en ese aspecto.
Otros puntos trabajados para la final se centraron en evitar quedar mano a mano en defensa y mejorar la capacidad del equipo para generar peligro y concretar ocasiones en el arco rival.
En términos físicos, el plantel se encuentra en óptimas condiciones, y sólo los lesionados de gravedad como Sebastián Varas y Camilo Rodríguez, quedarán fuera del choque ante los albos.
Teniendo en cuenta la última sesión en Reñaca Alto, Pablo Sánchez ya dejó atrás sus dudas para armar el mediocampo, inclinándose finalmente por el mexicano Iván Ochoa en desmedro de Franco Ragusa y Diego Rojas.
De esta forma, Everton saldría a la cancha del Nacional con Eduardo Lobos; Gino Alucema, Marcos Velásquez, Cristián Suárez y Dilan Zúñiga; Kevin Medel, Rodrigo Echeverría y Ochoa; Maximiliano Cerato, Braian Rodríguez y Nicolás Orellana.
Equipos que proponen
Fiel a su estilo, "Vitamina" Sánchez avisa que jugará como siempre ha intentado, buscando ser protagonista y de igual a igual, más allá de la jerarquía del contrincante.
"Sabemos que enfrente tendremos un gran rival, tanto individual como colectivamente", sostuvo el técnico trasandino, agregando que "es un equipo conformado por excelentes jugadores, con un muy buen entrenador, que ya lo ha demostrado en todos los equipos donde ha trabajado y al cual respetamos, pero creemos que podemos igualarlo desde las ganas y competitividad".
Consultado en torno a las principales armas de Colo Colo, Sánchez precisó que "es un equipo que utiliza muy bien las bandas, centraliza también el juego con Paredes y Rivero. Si uno empieza a analizar jugador por jugador y línea por línea, estamos hablando de que es un equipo que tiene variantes. Vamos a tener mucho cuidado. Nosotros intentaremos con nuestras armas, las mismas que nos permitieron llegar hasta esta final, quedarnos con la copa. Será un partido intenso, con dos equipos que han llegado a esta instancia proponiendo".
Convencido de que el rival y el plantel oro y cielo no quieren los penales, Sánchez se ilusiona con hacer historia, volviendo a levantar una copa que el club ya alzó en 1984.
"Uno pasa a estar en la historia del club, quizá aparezca una estrella en algún lugar o mural y al verla uno se puede emocionar y decir que fui parte de esto", sueña el entrenador argentino, a horas que empiece la disputa del título y de buscar los pasajes a la Copa Libertadores.
Premio económico para el plantel
Con la clasificación a la final de Copa Chile, y de paso la obtención de los boletos a la Copa Sudamericana, el plantel de Everton ya aseguró un premio económico por cumplir aquellas metas. Sin embargo, ese monto en dinero es todavía mayor en caso de ganarle el partido decisivo a Colo Colo y acceder a una Copa Libertadores, por lo que incentivos hay de sobra para vencer al Cacique. Si bien el cuerpo técnico no tiene contemplado en su contrato algún premio, la dirigencia también optó por darle un incentivo económico.
Realizan "banderazo" en Sausalito
En su última parada previa a emprender rumbo hacia Santiago, el plantel de Everton se dirigió en bus al estadio Sausalito para recibir el apoyo de sus hinchas a través de un "banderazo". Poco después de las 18 horas, los jugadores oro y cielo hicieron su ingreso al coliseo viñamarino, simplemente con la intención de recibir el aliento de alrededor de quinientos hinchas, quienes con papeles de colores, lienzos y extintores con humo amarillo y azul, le dieron color a una verdadera fiesta de despedida. Cerca de media hora duró el rito, con una hinchada auriazul que no pierde la esperanza para la final.