Claudio Ramírez
Jorge León, arquitecto de la USM, ha dedicado buena parte de su tiempo en los últimos años a investigar los tsunamis y cómo, desde el punto de vista urbanístico, reducir sus impactos. De hecho, tuvo la oportunidad de visitar Japón y ver las zonas afectadas por la tragedia de 2011.
"Si tomamos desde Playa Ancha a Concón hay un gran sector que tiene algo beneficioso que es la relativa cercanía a los cerros que son cotas seguras naturales, por lo tanto los tiempos de evacuación son relativamente bajos, pero hay lugares especialmente vulnerables", señala al hacer un diagnóstico general sobre la costa del Gran Valparaíso.
- ¿Qué sectores son especialmente vulnerables?
- Por ejemplo, el área de la Población Vergara en Viña del Mar, y no solamente porque son sectores muy planos y por lo tanto con una gran posibilidad que en el caso de un tsunami el agua penetre muchos metros hacia el interior, sino porque además se ha desarrollado urbanamente de una forma muy intensiva.
- El tema de la periodicidad de estos fenómenos contribuye a una relajación...
- Exactamente. Al estudiar las determinantes de este proceso de evacuación, uno de los problemas más difíciles de tratar es el largo periodo de recurrencia que tienen. O sea que pueden pasar varias generaciones sin que una persona lo presencie. Y en ese sentido tenemos un problema aún mayor y es que nuestra historia escrita es muy reciente. No tenemos antecedentes de lo que pasó antes que llegaran los españoles. Lo más probable es que hayan ocurrido seis o siete tsunamis en los últimos 2 mil años en la zona, pero no sabemos.
- Respecto a la construcción en el borde costero, ¿qué parámetros hay que tener para minimizar los riesgos?
- Hay dos cosas. La opción más obvia, que sin embargo ha sido difícil de implementar en Chile, es la evacuación vertical. El problema es que suena fácil de hacer, pero a mi juicio es muy difícil porque hay una serie de requerimientos tanto de ubicación del edificio como de su resistencia estructural para efectivamente poder garantizar que va a resistir el impacto de un tsunami. Pero además como esos edificios pueden recibir la población costera que en una playa de Viña del Mar puede, por ejemplo, tener tres mil personas un día de verano.
- Y cómo se puede complementar eso...
- Con mejores rutas de evacuación. En general ellas son las mismas calles por donde circulan los vehículos o están estacionados, donde hay ambulantes, en fin. Una forma de optimizar sería la evacuación vertical, pero además con buenas rutas de escape cada cierta distancia y expeditas para llegar a las zonas de seguridad, que están cerca de la costa pero que no es fácil acceder a ellas.
- En esa línea, ¿qué opina del último ensayo conjunto con Japón?
- Son las estrategias quizás más adecuadas de entrenar a la población, pero soy bastante crítico. Me parece que este último fue muy precario en sus resultados porque tuvo poca participación y descoordinaciones como el tema de las sirenas. En la literatura de gestión de desastres se dice que hay una ventana de tiempo desde que ocurre una gran catástrofe como la de 2010. Siempre se habla de un plazo de cinco años posterior en que la gente está atenta, los políticos también y se destinan recursos de todo tipo. Si no ocurre una nueva tragedia ese interés empieza a declinar porque la gente tiene prioridades más urgentes. Creo que nosotros ya entramos en esa fase, por ejemplo la participación de la población en los sectores más vulnerables fue bastante baja, por ejemplo en la misma Avenida Perú había gente paseando.
- Eso puede pasar la cuenta...
- El fenómeno puede ocurrir cada 300 años, pero el problema es que el año 300 puede ser éste. Eso es lo que no sabemos y allí hay una dicotomía entre un largo periodo de recurrencia junto con la posibilidad de que pase en cualquier momento. Es muy difícil de manejar y ponderar.
"Valparaíso Puerto Plus" cierra el año
La exposición de Jorge León se enmarcó en el simposio internacional que marcó el cierre de las actividades por este año de "Valparaíso Puerto Plus", instancia convocada por la empresa portuaria e integrada por equipos académicos de cuatro universidades de la zona (UVM, USM, UPLACED y la PUCV) para buscar soluciones a problemáticas del borde costero.