El proyecto municipal viñamarino de establecer cobros por estacionar en la Población Vergara es apoyado por el comercio de la comuna y por algunos grupos vecinales. Con ello se busca aliviar la congestión que afecta a ese importante sector del plan de Viña del Mar y, a la vez, allegar fondos a las siempre necesitadas arcas municipales.
El sistema, sin embargo, tiene algunos problemas y muchos detractores, como algunos residentes de los sectores que tendrán cobro quienes dejan en las calles sus vehículos al no contar sus viviendas con estacionamientos. Son residentes de casas antiguas o de pequeños edificios de departamentos levantados hace 40 o más años que no consideraban esos espacios, hoy esenciales. Se habla de soluciones puntuales para esos casos, no exentas de complicaciones.
Por otro lado, desde la misma Municipalidad hay cambio de opiniones respecto de años anteriores. La alcaldesa Virginia Reginato había asegurado en 2010 que "mientras yo sea alcaldesa no habrá parquímetros en sus calles", aludiendo a la Población Vergara. Ahora afirma que "la situación ha cambiado… evidentemente (se) hace revisable mi postura". Por su lado, el concejal comunista, Víctor Andaur, considera el factor económico y afirma que "esto significará recursos frescos para la ciudad… hay un déficit de arrastre que obliga a tomar estas medidas". Y recuerda el edil materias olvidadas, perdidas en el tiempo, que también ayudarían a la descongestión, como el ensanche de calles y expropiaciones pendientes, caso de Cuatro Poniente y Cinco Oriente, entre otras.
Y el capítulo de los pesos es relevante. En total habría en todo el sector cinco mil cupos "cobrables". En el cuadrante situado entre las calles Uno y Ocho Norte y avenida Perú y Libertad hay 2.356, de los cuales, inicialmente, se regularían mediante cobro 856. La licitación del caso sería en el primer trimestre de 2017.
Interesa plena transparencia del proceso, buscando competencia entre los operadores y evitando posiciones monopólicas con tarifas que, de hecho, son un tributo más para los automovilistas ya bastante agobiados con altos permisos de circulación e impuestos a los combustibles.
Por otro lado, en estos cobros, donde por un lado hay ingreso municipal y por otro lucro -fea palabra-, es posible, con imaginación, innovación y sentido de justicia, entregar la operación del sistema a una entidad de servicio público, por ejemplo el esforzado Cuerpo de Bomberos. La experiencia que partió en Frutillar y se extendió a Limache, donde se aplica con éxito, es perfectamente replicable y haría menos penoso meterse la mano al bolsillo para pagar por el uso de un bien de uso público como son las calles. Una idea loca, sin duda, sin perjuicio de estar atentos a la transparencia de la licitación.