Valparaíso: diez años perdidos
Los habitantes comienzan a dejar la ciudad, acentuándose el progresivo despoblamiento que esta enfrenta.
Hace más o menos diez años que fue presentado el proyecto de un Centro Comercial ubicado en las inmediaciones del Muelle Barón. Este proyecto se construiría en un terreno que la Empresa Puerto Valparaíso cedía en comodato a la ciudad para albergarlo. Después de diez años de debate acerca de la conveniencia de este proyecto -durante los cuales ha quedado en suspenso- ¿qué tenemos?
El mismo sitio completamente eriazo. A pesar de lo que han sostenido los detractores del proyecto y a pesar de que durante este lapso el puerto ha duplicado su actividad de carga y descarga, él no ha sido necesario para la actividad portuaria. Y, por lo tanto, simplemente se ha perdido para la actividad comercial. Mientras tanto, el comercio porteño se ha degradado hasta límites inimaginables, porque no responde a lo que un cliente moderno demanda. Ello ha hecho, que una parte importante de la población se dirija a comprar a los centros comerciales de Viña del Mar o de la capital. Al final, los habitantes comienzan a dejar la ciudad, acentuándose el progresivo despoblamiento que esta enfrenta.
No han faltado los que, reviviendo viejos estilos de confrontación social, que tan caro le costaron a los pobres de Chile, alegan que no puede permitirse la instalación de ese centro comercial a un privado, porque éste es siempre un chupasangre o un usurero. Sólo ellos, los que se oponen, estarían exentos de ese pecado. Con ello ha quedado sin fuentes de trabajo un grupo importante de porteños que también han debido emigrar buscando mejores horizontes. ¿Y el turismo? También se ha visto afectado porque quienes nos visitan no tienen en la ciudad un lugar digno, moderno y completo donde concurrir a comprar y socializar.
A Valparaíso, la indefinición en torno a este proyecto le ha costado directamente perder diez años, que va a ser muy difícil recuperar y que se va a convertir en imposible si se imponen las ideas de quienes aspiran a impedir definitivamente esta obra. Ese grupo, en el cual se encuentra el actual alcalde de la ciudad, ha sido incapaz de presentar ideas que ayuden a solucionar los problemas reales que ella enfrenta. Son ciegos a todo lo que esté fuera de la ideología que profesan: así, no ven que el comercio callejero ha quebrado el carácter patrimonial de Valparaíso y que otro tanto han hecho los grafiteros y los delincuentes que se enseñorean de sus calles y barrios. Y que el despoblamiento hace de Valparaíso una ciudad cada vez más fantasma.
A ellos lo único que les interesa es algo negativo: que no se construya el centro comercial o mall en Barón. Todo lo demás los deja completamente indiferentes. Pero, más grave aún, no soportan que alguien lleve adelante un proyecto positivo. Es que eso denuncia su radical incapacidad para hacerlo. ¿Podrá Valparaíso soportar tanta falta de criterio?
Gonzalo Ibáñez
Abogado, exdiputado