Hijos de Lagazio alistan venta de edificio, local y reliquias del fallecido anticuario porteño
PATRIMONIO. Un centenar de personas acompañó a Humberto Lagazio en su última misa y funeral.
En su cama y durante el sueño, el conocido dueño de "Casa Lagazio de Antigüedades", Humberto Lagazio, falleció a los 96 años, fatigado por la lucha entre la edad y el ramificado cáncer a los huesos que le aquejaba. La tarde de ayer, en la Iglesia de los Sagrados Corazones de Valparaíso, fue despedido por sus seres queridos, que recordarán con afecto al anticuario que recibía a sus clientes con conversaciones y un café caliente.
"Más allá de ser un empresario de las antigüedades, él fue muy importante, un gran amigo, buena persona", lo recuerda Eduardo Gaete (71), quien junto a un centenar de personas participó ayer de la misa que daba el adiós a Lagazio. Sus familiares y amigos llegaron al lugar tranquilos y guardando la imagen qué el siempre demostró como jefe, padre, abuelo, amigo, cliente y sobre todo como un aporte a la formación del patrimonio y la cultura en torno a las antigüedades en Valparaíso. "Así era y así quiero que lo recuerde la gente", enfatiza Gaete.
La casa roja ubicada en calle Independencia hace cerca de seis décadas, lucía hoy sus cortinas cerradas y un cartel que indicaba la lamentable noticia. El lugar lleva dos meses funcionando con la ayuda de la familia del descendiente de inmigrantes italianos, debido al decaimiento que lo dejó en cama tras los malestares que sintió por los medicamentos que combatían el cáncer.
La casa de antigüedades
Desde hace algún tiempo que la "Casa Lagazio de Antigüedades" estaba a la venta y la familia se esforzaba en la búsqueda de algún comprador que quisiera continuar con la tradicional casa-museo. Sin embargo, como hasta el momento no ha aparecido ningún interesado, los hijos del comerciante decidieron realizar una gran venta, en la cual liquidarán muebles, estatuas y reliquias de hasta principios del siglo pasado a través de todas las plataformas, en el mismo local de siempre y por internet.
Humberto Lagazio había recibido la distinción de Patrimonio Vivo y junto a su hija Orietta se encontraban pensando y organizando la venta que en un primer momento contemplaba una preferencia por sus clientes habituales y luego también a todo el público.
Tras la venta de las antigüedades, Lagazio pensaba poner en venta el gran edificio rojo de su propiedad, compuesto de un negocio y dos casas en la parte superior.
Tomando en cuenta todas sus características, el comerciante estimaba que su precio podía alcanzar cerca de $ 650 millones, debido a su alto valor patrimonial, ya que se inició como tapicería en 1926 y en 1960, cuando Lagazio colocó una vitrina en el mismo negocio para exhibir artículos de bronce, mármol, alabastros y pinturas, inició su transformación en un local de antigüedades.
La hija del anticuario, Orietta, trabajó 28 años en el lugar junto a su padre, sintiéndole como un compañero y afirma que él le decía que "quería morir con las botas puestas". Lagazio padre deseaba que el negocio se mantuviera andando el máximo tiempo posible.
Buen humor en su últimas horas
Orietta, hija querida del comerciante y anticuario, trabajó durante casi tres décadas en la casa-museo de la calle Independencia, a la par de su padre. Y recordándolo con cariño, cuenta que era un hombre lleno de vida y de historias con el que salían a pescar y a cazar los días libres. No perdió el sentido del humor hasta el último momento, dice, y recuerda que "el día anterior a su fallecimiento, mientras estaba acostado, nos hacía reír contándonos chistes".