"Es urgente una nueva institucionalidad que reúna a los distintos actores vinculados al desarrollo de la ciudad"
Nélida Pozo
Directora regional Consejo de Cultura
"El plan de traslado involucra el apoyo de personal militar en materia humanitaria"
Cada día que pasa se hace sentir más la necesidad de que se establezca un médico que pueda atender en forma regular en este pueblo. Así, los limachinos, se podrán liberar de pagar en exceso al que se hace venir de Quillota. Así, también se evitará el abuso que los boticarios estén receteando, exponiendo la vida del enfermo.
Este domingo, ya casi al fin del verano, el cronista ha estado en la playa de Viña del Mar y el derroche de riqueza, el lujo, los hermosos automóviles y las carreras animadísimas del hipódromo viñamarino, le llevan a una conclusión: El país está viviendo una bonanza que nunca antes antes ha tenido. Y eso a pesar de la guerra que se vive en Europa.
El estallido de una carga de pólvora durante ejercicios de combate, en el recinto de Peldehue, en que participaban alumnos de la Segunda Compañía de la Escuela Militar "Bernardo O'Higgins", provocó heridas diversas a cinco cadetes. El más afectado fue Fernando Fuentes Vicuña quien sufrió la amputación de la pierna derecha.
Definitivamente son empresas transnacionales. Son los carteles de la droga que utilizan diversas rutas en su letal tráfico. Y una de esas rutas pasa, desgraciadamente, por los puertos de nuestro país.
Así queda comprobado nuevamente, tras el descubrimiento de un importante cargamento de cocaína, avaluado en 31 millones de dólares, en San Antonio. Es el resultado de una diligencia en que participaron Aduana, Investigaciones y la Fiscalía, en la que se estableció la ruta de la carga iniciada en puertos ecuatorianos, con recalada en Chile y con destino Jordania.
En este caso, al igual que en una situación anterior, la droga iba oculta en la estructura de generadores de electricidad y estaba recubierta con láminas de plomo para inhibir la inspección de los modernos equipos de escáner con que cuenta el Servicio Nacional de Aduanas. La tendencia a usar puertos chilenos para reexpedir el valioso clorhidrato de cocaína a diversos países queda de manifiesto en el hecho que en menos de cuatro meses han sido incautados en Valparaíso y San Antonio 550 kilos de esa droga.
Los carteles utilizan en su operación estructuras comerciales formales y prefieren a Chile por no ser productor de droga, como Colombia, Perú o Bolivia, ni sospechoso en el tráfico. De hecho, al enviar cargamentos "normales" con droga en su interior se intenta blanquear el tráfico. Javier Uribe, director (s) de Aduanas, advierte que "siempre hay riesgo en esta materia, por la ubicación estratégica y geográfica que tiene Chile, se ha empezado a utilizar quizás un poco la ruta, pero estamos reaccionando a tiempo".
La reacción oportuna y constante es fundamental para lograr que la ruta chilena de la droga sea peligrosa y de alto costo para los traficantes al perder su "mercadería". Y la lucha hay que mantenerla en el tiempo para evitar que los carteles consoliden sus operaciones en nuestro país, pues la presencia de esas transnacionales del crimen van acompañadas de sangrientas pugnas por el control de la distribución y las rutas y también, por corrupción en un turbio negocio donde se mueven miles de millones de dólares y no existe frontera entre la vida y la muerte. La triste experiencia de otros países del continente es una luz roja, una advertencia que no se puede pasar por alto, cuando la mano de los carteles intenta mover sus piezas en estas latitudes.
De ser el puerto latinoamericano de la costa Pacífico más importante del siglo XIX, Valparaíso sufrió un grave deterioro en el siglo siguiente, pese a tener una situación privilegiada en la costa y un peso demográfico significativo dentro de Chile. Y si bien en los últimos años se han llevado a cabo diversos planes de acción que han tenido como objetivo dinamizar, mejorar y embellecer la ciudad, éstos han sido insuficientes para hacer de nuestro puerto un lugar seguro para sus habitantes.
Expertos en la materia coinciden en que la intención de posicionar a Valparaíso como un centro de desarrollo universitario, de turismo y cultura -realizado en las últimas décadas y materializado por la denominación patrimonial de la zona del centro histórico otorgado por la Unesco en el año 2003- dejó de lado aspectos tan relevantes como un adecuado plan regulador que incluyera acciones de reforestación para la parte alta de la ciudad, con la intención de proveer una adecuada seguridad de las viviendas.
Junto a lo anterior, es sabido que Valparaíso no sólo tiene graves problemas de accesibilidad vial, sobre todo en lo más alto de sus cerros, sino que además no ha sabido llevar adelante una reconversión de sus quebradas, que es justamente donde se ubican los asentamientos precarios y donde se originan varios de los accidentes de los que hemos sido testigos.
El caso de Valparaíso debe servirnos para tomar conciencia sobre la forma en que estamos impulsando el desarrollo económico, turístico y social en otras regiones de nuestro país. La revalorización de su patrimonio histórico ha sido aprovechada para dinamizar la economía del sector y establecer un polo turístico en la ciudad, pero ha desperdiciado la oportunidad que significa para la creación de viviendas eficientes, que se vinculen con su entorno. Y, lamentablemente, no es un caso aislado, ya que varias de nuestras ciudades regionales deben lidiar día a día con un sinfín de problemas: desde el alto tráfico que afecta la calidad de vida de sus habitantes, hasta la contaminación en invierno, la falta de servicios básicos eficientes y de adecuados programas de desarrollo urbano que vayan en sintonía con las necesidades de hoy.
Con todo lo anterior, el desafío es pensar nuestras ciudades con una mirada de futuro, con valor en el desarrollo inmobiliario para las personas y con el aporte que éste representa para el auge de sectores que hasta hoy siguen postergados. Una planificación urbana que no sólo se vea bien en el papel sino que sea eficiente para no ver más cerros arder en Chile.
Rafael Burmester
Gerente general inmobiliaria INDESA