Alexis Paredes R.
Un fulminante infarto al corazón durante la madrugada de ayer, en su hogar de calle Oxford, en el cerro Alegre, terminó con la vida de Manuel Gavilán Gaete (68 años), comerciante emblemático del Mercado Bellavista, cuya imponente figura no pasaba desapercibida entre quienes a diario transitaban por uno de los sectores más concurridos del Puerto.
"Por herencia de mi abuelo, desde los 16 años comenzó a trabajar en el Mercado Bellavista. Trabajó toda su vida, y pese a sus condiciones actuales, que estaba tan gordito y casi no podía trabajar, nunca dejaba de ir y se instalaba en una banquita para ayudar a mi hermano", recuerda su hija mayor, Ingrid Gavilán, sobre la abrupta partida de uno de los personajes más reconocidos de la ciudad.
Su deceso provocó gran impacto entre su numerosa familia, ya que fue del todo sorpresiva, sembrando también incertidumbre sobre el futuro del mercado, que en los últimos años había enfrentado una serie de problemas, tanto en la parte sanitaria como por la propiedad de las pilastras que funcionan en el lugar.
Su estado de salud era delicado, ya que Gavilán sufría de apnea, diabetes y una obesidad mórbida que complicaron su situación. "Fue una persona luchadora y muy trabajador, siempre preocupado de toda su familia", afirmó Ingrid Gavilán, junto con destacar que uno de los sueños inconclusos de su padre era que "pronto saliera a la venta el mercado y poder disfrutar los últimos años de su vida para descansar".
Una boda amarga
La última ocasión en que pudo compartir junto a sus hijos y numerosos nietos y bisnietos fue para el matrimonio de su hijo Manuel Danilo, en mayo pasado, su más estrecho colaborador en su local del mercado. La fiesta realizada en un local de la calle Salvador Donoso terminó abruptamente, producto de una balacera registrada en las inmediaciones del recinto. "Fue la oportunidad de reunir a gran parte de la familia, los hermanos de mi papá, sus hijos, nietos y bisnietos", precisó.
Con el pasar de los años, poco a poco los pilastreros fueron dejando los locales, y Manuel Gavilán se convirtió en el último baluarte del mercado, quien le daba vida al centenario recinto, evitando también que la propiedad saliera a remate.
De carácter fuerte
Su hija recuerda que, producto de la forma de ser su progenitor, de carácter fuerte y sin pelos en la lengua, también se ganó "hartos enemigos. El hecho de sacar su mercadería a la calle, porque según él si la mantenía adentro no vendía nada, y por su forma de ser, mucha gente le tenía mala"; sin embargo, agrega, "gracias a su perseverancia pudo seguir el negocio, ya que junto a otro tío que ya falleció, eran los únicos que continuaron trabajando en el mercado".
El miércoles pasado concurrió al hospital Carlos van Buren para realizarse un control debido a su precaria salud; no obstante, la larga espera en el recinto superó su paciencia y se retiró sin ser examinado por los médicos.
Tras la partida de Manuel Gavilán, la incertidumbre sobre el futuro del recinto se hace latente. "La idea es que el mercado se llegue a vender, pero que sea lo que corresponde, no que vengan a aprovecharse de cierta forma personas que dejaron los locales botados, ya que si no hubiese sido por la perseverancia de un tío y mi papá, el mercado hace muchos años que habría salido a remate. Ellos fueron los que se preocuparon de pagar las contribuciones", sentenció Ingrid Gavilán, sobre el legado de su padre.
Funerales se realizarán hoy
Durante los últimos años, Manuel Gavilán Gaete se acercó a la iglesia evangélica y su familia busca la forma de superar su irreparable pérdida. "Hace pocos días me dijo que era la regalona, como presintiendo que iba a morirse", destaca emocionada su hija Ingrid. Hoy, a las 14 horas, en el templo Asamblea de Dios, ubicado en la calle Blanco 1180, se realizará una ceremonia para despedir sus restos, tras lo cual será trasladado hasta el Cementerio N° 3 de Playa Ancha, donde se realizarán sus exequias.