"Creo que está variando mucho la manera de escribir y leer en general"
Chus Visor tiene dos pasiones muy claras. Una de ellas es el Atlético de Madrid, equipo del que es socio hace 57 años, según calcula. Ni siquiera le interesa la Selección de España: "Me importa el Atlético de Madrid. España no me importa que gane o que pierda, me da lo mismo. Incluso, muchas veces no la veo", comenta sin tapujos.
La segunda es la literatura. "Yo leo mucho, hace muchos años, toda mi vida", dice, y asegura que le dedica a la lectura "por lo menos dos horas y media al día, pero de la que me guste, no de la obligatoria", cuenta.
Es que lo que ha hecho conocido a Jesús García Sánchez -el nombre que aparece en su acta de nacimiento- es ser uno de los grandes editores de poesía en España. De visita en Valparaíso -donde participó en un conversatorio y una lectura poética en La Sebastiana el pasado jueves, luego de haber sido homenajeado en Santiago por Óscar Hahn, Raúl Zurita y Luis García Montero-, se dio tiempo para conversar con El Mercurio de Valparaíso sobre sus inicios y el estado actual de la poesía.
- ¿Cómo ha sido este trabajo en estos casi 50 años de editar, más que nada, poesía?
- Empecé editando a poetas que yo quería leer y tuve mucha suerte, porque empezaron a venderse, a tener mucha crítica, buena aceptación en el público y poco a poco casi 50 años. Parece mentira.
- ¿El paso del tiempo?
- Sí. Llevo 49 años ya. Empecé el 68, a finales, así que el próximo año cumplo 50. Mil libros. Echas la vista atrás y te quedas asustado.
- Muchos libros y muchos autores, también...
- Bueno, muchos autores editan muchos libros. Yo te diría que de Benedetti he editado unos 20 o de Margarit, que ha ganado el Premio Iberoamericano de Poesía, los conté y tenía nueve. O sea son mil libros, pero 800 autores.
- ¿Y cómo llegó a los chilenos?
- El primero que hice fue Huidobro, porque yo empecé la colección editando sobre todo poetas de vanguardia. A mí me interesaba mucho la vanguardia, era lo que yo quería leer y empecé con Huidobro. Luego edité a Violeta Parra, porque me interesaba mucho la cultura popular y me sigue interesando, por lo que he editado a muchos cantantes.
- También a Bob Dylan, Joaquín Sabina...
- A Bob Dylan lo edité en el año 71 y a Leonard Cohen le he editado nueve libros. Es que a mí la cultura popular me interesa mucho... Vinícius de Moraes, Sabina, Violeta Parra, Javier Krahe...
- ¿Qué es lo interesante para usted de esta poesía popular?
- Me ha interesado siempre mucho porque yo no noto la diferencia con la poesía culta y la poesía, digamos, menos culta o popular. El que sea popular, que sea para un público amplio, como Bob Dylan, no quiere decir que sean poetas menores. Así que lo he pensado y el Nobel me ha dado la razón un poquito (ríe), y ya me lo dio hace dos años el premio Príncipe de Asturias que se lo dieron a Leonard Cohen. Le dieron el de las letras, no como músico sino como poeta.
- Ha sido visionario en ese sentido.
-Sí y he tenido un poquito de suerte también.
-¿Y siempre ha coincidido el gusto de la gente con el suyo?
-Casi siempre sí, pero muchas veces no. Además que tampoco puedo editar sólo lo que me gusta. Cuando llevaba 10, 15 libros sí, editaba lo que me gustaba mucho. Pero cuando la rueda aumenta, se va dando vueltas, tienes que ir editando cosas que no te gustan, pero claro reconociendo el valor literario.
- ¿Algún nombre?
-Muchos, pero no los puedo decir.
Siempre a la vanguardia
- ¿Por qué la portada negra?
- Las cubiertas las empezó a hacer un diseñador... yo tenía 22 años cuando empezamos y él tenía quizás 24. Ahora es uno de los diseñadores más reconocidos en España que es Alberto Corazón, y bueno es un diseñador de vanguardia y las portadas negras eran muy llamativas para mal. Y ahora resulta que montones de editoriales las tiene, pero la primera fue Visor.
- Es una marca súper reconocible.
- Reconocible, sí. Los primeros títulos eran en blanco y negro, o sea, los dibujos, porque no teníamos dinero para el color. Pero si ves los libros antiguos, son maravillosas las cubiertas. En aquella época eran demasiado llamativas.
- Y estaban acorde a esta idea de editar autores vanguardistas.
- Sí, porque a mí me gustó siempre mucho la vanguardia. Y los primeros títulos son todos vanguardistas: Tristan Tzara es el número 2, Cummings es el número 3, Mallarmé es de los primeros, Baudelaire, Breton, todos vanguardistas.
- ¿Y ninguno de ellos los encontraba?
- No había ediciones en España de ninguno, y en América tampoco.
- ¿Y traducciones?
-Ninguna.
- ¿Quién las hizo?
-Yo me encargaba de buscar traductores por ahí. Claro que en aquella época todo el mundo deseando... Es que yo no era un caso aislado. Yo lo editaba, pero había tanta gente como yo, muchísima que quería hacer lo que yo: leer. Yo pertenecía a varios círculos de poetas, y a todos les pasaba lo mismo que querían leer, pero no había. Fue una casualidad, no es que yo haya sido un genio, fue una casualidad que poco a poco y mira... tuvieron mucha aceptación rápidamente. Yo escribía críticas en periódicos y críticas de poesía en un periódico en Madrid y, claro, me encargué que tuviera una buena repercusión en los medios. Y como era la única colección, tuvo aceptación.
- Tengo la impresión que en general cuesta que la gente lea poesía. ¿Está de acuerdo?
- Bueno, la poesía tiene su público fiel. La gente que lee poesía no deja de leer poesía. Son mil, mil quinientos por cada título, pero son seguros, y aunque venga la crisis como vino. En esa crisis bestial que hubo en España yo dejé de vender muy poquito y todos los demás dejaron de vender muchísimo. La novela fue un desastre, los ensayos... todo bajó muchísimo, y la poesía, no. Yo editaba 1.500 y bajé a 1.300, pero los demás bajaron de 20 a tres. Es menos público, pero más seguro. O sea, tienes un campo de gente que te va a seguir.
- ¿Es un lector que no se deja llevar por el fenómeno?
- No, qué va. Por eso es importante tener un catálogo fiable, porque aunque sean poetas que no conocen, confían en la editorial. Por ejemplo ahora edité a Daniel Calabrese, todavía no está puesto a la venta en España, pero cuando lo vean que está en Visor, se van fiar y mira que Daniel no es conocido en España, pero si está en Visor, la gente va a comprobar quién es.
- ¿Es un orgullo para usted que la gente tenga esta percepción?
- Claro (ríe), te puedes imaginar. La verdad es que es un orgullo que te reconozcan y que vengas aquí, a Chile, y te hagan... Ha sido un homenaje de los poetas chilenos, Óscar (Hahn) y Raúl (Zurita) a Visor, y pues yo me considero muy halagado y muy orgulloso.
- Usted ha editado a Raúl Zurita...
-Tengo cuatro o cinco libros de él. Raúl fue el primero... Hubo una época en que tenía editado muchos de los poetas latinoamericanos mayores como Benedetti. Entonces me dio un día la locura de decir "bueno, hay poetas jóvenes hispanoamericanos que no he visto ninguno", y el primero que hice fue Raúl. O sea, yo creí en Raúl cuando editó "Purgatorio" y lo edité en España. Pensé que era, para mí, el más reconocible como poeta jóven para editar. Raúl y Gioconda Belli, que eran muy jovencitos. Tuve suerte.
Complejo panorama
- ¿Cómo ve el estado actual de la poesía?
- En Hispanoamérica siempre ha estado... creo que durante todo el siglo XX ha obtenido grandes obras. En España, últimamente, ha estado un poco floja. No ha surgido ningún poeta grande desde la generación de Luis (García Montero), y hay algunos que están bien, pero no ha sido como todo el siglo XX de grandes poetas.
-¿Por qué cree que sucede esto?
-No sé. Estas son cosas que siempre hay que esperar unos poquitos años para darte cuenta... Quizás sea Internet, quizás es que la gente está achicando mucho el lenguaje, están publicando demasiado porque tienen muchas facilidades para hacerlo, o se hacen demasiadas ediciones... yo no sé. Son posibilidades que pienso que pueden ser, pero que no me atrevo a asegurar hasta que no pasen algunos años, porque es muy complicado saberlo. Lo otro es el gusto de la gente.
- ¿En qué sentido?
- Yo creo que está variando mucho la manera de escribir y leer en la comunicación en general. Están leyendo mucho en la Internet, el Facebook, esas cosas.
- La costumbre de escribir y leer en pocos caracteres, por ejemplo.
-Sí, las mismas palabras, no utilizando mucho vocabulario. Creo que eso podría influir, pero no me atrevo a afirmarlo.
- ¿Y el tiempo?
-El tiempo también porque avanza muy rápido, corriendo. Vas saliendo al autobús y escribo un mensaje. Entonces el tiempo también influye, claro.
-Falta ese tiempo y espacio para leer y reflexionar.
-Cada vez se lee menos, y se lee de mala manera. Cuando cogías un libro hace generaciones atrás reflexionabas mucho, pensabas mucho lo que estabas leyendo. Ahora es todo pasar rápido, y si lees en e-book, cuando la gente lo va leyendo va a una velocidad... Está cambiando hasta la forma de leer.
- ¿Eso significa que hay que cambiar la edición de libros a esta nueva forma de leer?
- Yo no lo haría. El que quiera leer, ahí están los libros, el que no quiera leer, que no lea. Pero adaptar los libros para que lean... se puede adaptar un libro concreto, pero la literatura en general no se puede adaptar a la gente para que lea. No creo que sea la solución.
- ¿Y cuál sería?
- Complicado. Llevan muchos años haciendo sistemas para que la gente se acerque a la lectura y ninguno ha resultado. Y pasa en muchos países, y que no han resultado porque cada vez se lee menos. Y se han gastado mucho dinero en programas de fomento de la lectura que no están dando resultados. O sea, no han dado con la tecla. Yo tampoco. Yo no sé por qué es. Supongo que influyen mucho los aparatitos, que la gente está todo el día enviando mensajes, enviando fotos... la solución sería que cobraran por hacerlo.
- Por otra parte, ¿qué le recomendaría usted a los editores jóvenes?
- Los editores jóvenes son muy complicados. Creo que tienen demasiadas facilidades para empezar, porque ahora hacer los libros -por el tema digital- sale muy barato. Y eso ayuda, pero te está engañando: estás editando más libros de los que vas a vender, y de muchos más títulos que los que sabes que puedes tener en el mercado disponibles. Hay que tener mucha paciencia, y sobre todo, lo más importante, es que editen lo que ellos creen que deben editar y no editar porque es barato.
- ¿Y buscar una diferencia?
- La diferencia... es muy difícil. Especializarte en un tema concreto, si editas poesía, por ejemplo, te puedes especializar en nórdica, o en la poesía de los Balcanes, pero no sé si tendría salida. En España, por lo menos, han surgido montones y montones de editoriales. ¿Y qué es lo que pasa? No hay mercado para todas. Entonces, ¿qué recomiendo a un editor? Que crea en lo que hace y sobre todo leer mucho, y que no edite de compromiso. Editar por compromiso es lo peor que hay para una editorial.
- ¿Por qué?
-Yo he tenido siempre muchísimo cuidado en no editar libros que sé no son buenos, por muy amigo que sea del poeta o de un autor. Porque cuando tú editas varios libros malos seguidos, la gente lo asocia esa editorial. Y lo que yo he conseguido es lo contrario, que la gente vea una portada de Visor y que ya, antes de saber quién es el autor, crean que es bueno.
- ¿Y ahora? ¿Tiene alguna idea de un poeta que le gustaría editar?
- Si te digo la verdad, no sigo tanto porque me jode ver las redes sociales y hay cada vez menos revistas. Yo antes seguía muy de cerca todo lo que hacían por las revistas, y a mí me fastidia mucho leer por Internet y eso. Yo soy más de cuando vengo a los países hablar con la gente, voy mucho a librerías, compro muchos libros.
- ¿Y recomendaciones?
- Nunca me he fiado en las recomendaciones. Me joden que me recomienden. O sea, que me recomienden está bien, pero que insistan, no lo voy a editar. Así que nunca he hecho caso de ellas, porque muchas veces hay una segunda parte, ver la procedencia de la recomendación. Por eso ahora es más complicado.
"Es importante tener un catálogo fiable, porque aunque sean poetas que no conocen, confían en la editorial. Por ejemplo, ahora edité a Daniel Calabrese, todavía no está puesto a la venta en España, pero cuando lo vean que está en Visor se van fiar""
"Los editores jóvenes son muy complicados. Creo que tienen demasiadas facilidades para empezar, porque ahora hacer los libros -por el tema digital- sale muy barato. Y eso ayuda, pero te está engañando""