No hay duda que un eje fundamental de nuestra economía lo constituyen las Pequeñas y Medianas Empresas (PYME), las cuales pueden ser personas naturales con giro o sociedades, y que facturan bajo 100.000 UF anuales, y/o tienen menos de 200 trabajadores. Su aporte a la economía es relevante en materia de empleos, siendo un factor importante de descentralización, y productividad.
Sin embargo, sólo poco más del 40 % de las PYME sigue en operaciones más allá de siete años, dejando de operar por múltiples razones. Es claro que si la tasa de fracaso se redujera, se lograría un mayor aporte al crecimiento y a la base de empleo de la economía.
LA CONTINUIDAD DE LAS PYMEHoy me quiero enfocar en un problema que se observa en reiteradas ocasiones, y que tiene efectos negativos en la continuidad de las PYME, y es la dificultad que se da en muchos casos, para que los socios logren diferenciar la caja de la empresa, de su propia "billetera".
Es común, que ante requerimientos de carácter personal, los socios de la empresa giren fondos de la caja social contra retiros de futuras utilidades, o derechamente usen la caja de la empresa a su antojo. En sí, este hecho no tiene nada de anormal, sin embargo, debe ser sustentado por los flujos de la empresa, y por su posición de liquidez, de forma tal de no influir en la cadena de pagos de las actividades del giro de la sociedad.
Comportamientos comunes
A pesar de lo fundamental de lo expuesto, es común observar los siguientes comportamientos:
- Retiros sociales en exceso contra utilidades futuras, que no se sustentan con la capacidad de generación de la empresa.
- Estructura de retiros fijas, que no se ajustan a los periodos de menor actividad económica.
- Compras de activos muebles (vehículos) que no son del giro de la empresa, con recursos sociales, o en base a endeudamiento de la firma, pero que son de uso personal.
- Endeudamiento a largo plazo de la firma, para adquirir activos fijos (habitacionales) de uso de los socios.
En sí mismas, ninguna de estas actividades condiciona el éxito de la firma y/o su continuidad en el tiempo, no obstante, influyen en la posición de liquidez, y en la estructura patrimonial, y pueden tener consecuencias que si no son previstas, minarán la capacidad de crecimiento, y la posición de caja de la firma. En el peor de los casos, pueden afectar en extremo la liquidez de la empresa, cortando la cadena de pagos, y limitando el suministro de proveedores, desencadenando en el cierre de la empresa.
Si la política de retiros no prevé una reserva de utilidades para financiar el crecimiento de la empresa, se le condena a ésta a quedar estancada, a menos que tenga una generación que le permita operar con apalancamiento financiero, caso en el cual, de todas formas, deberá asumir el efecto del gasto financiero de esta decisión. El problema es que las PYME, en general, tienen una posición financiera que es limitada en cuanto a su acceso a financiamientos relevantes y de largo plazo, por lo cual, en la mayoría de los casos, y sobre todo en los primeros años, la reserva de utilidades para financiar el crecimiento es de importancia estratégica.
Por otro lado, el financiamiento de bienes de uso de los socios, con operaciones financieras de cargo de la empresa, no se debe dar en empresas que no están consolidadas, dado que estas operaciones, influirán en las ratios de endeudamiento, en su carga financiera y, por ende, limitarán el acceso de la firma para obtener recursos para proyectos de inversión del giro social.
Recomendaciones
Dado lo expuesto, es necesario que los socios tomen conciencia que la caja social no está a disposición continua de sus necesidades, y que el financiamiento de sus bienes de uso personal, debe ser estructurado en base a flujos de retiros que permitan generar reservas para el crecimiento de la empresa. Lo óptimo, es que la política de retiros de la empresa, sea estable en el tiempo, y que guarde directa relación con la generación de la firma, y sea congruente con los requerimientos de inversión de la firma. A su vez, debe tener la flexibilidad necesaria, para ajustarse a los períodos de menor actividad económica, y por ende de menor generación. Aquellos socios que a su vez sean gestores de la firma, deben asignar remuneraciones por sus funciones sociales, que serán de carácter estable, y retiros como complemento por su condición de socios.
Una buena gestión de retiros, obviamente asociado a un negocio rentable, permitirá que la actividad se prolongue en el tiempo, y que la firma pueda lograr crecer en su actividad.
No puedo terminar sin decir, que todo lo expuesto se ve en jaque en un sistema de renta atribuida, pero eso es tema para otro artículo.