Una linda evocación. Automóviles antiguos, tenidas de los locos años 20, un rescate histórico audiovisual y una representación teatral. Así Concón recordó el "polvorazo" que mediante un impulso eléctrico accionado desde La Moneda por el Presidente Juan Luis Sanfuentes detonó, a distancia, 120 quintales de explosivo que terminaron volando el último obstáculo en la construcción del camino costero entre Viña del Mar y Concón.
Se cumplía un siglo de aquel 23 de septiembre de 1917 en que se dejaba expedita una ruta que se convertiría en uno de los principales ejes turísticos del país. Vendría luego la pavimentación y, con el correr de los años, sucesivos parches, renovación de puentes y uno que otro ensanche ante la creciente corriente de tránsito que significaba una ruta atractiva, el importante desarrollo habitacional y comercial hacia el norte de Viña del Mar y lo que sería la comuna de Concón.
Oportuna evocación la del sábado pasado. Pero no hay que quedarse pegados en el ayer. Hay que mirar al presente y al futuro y ese es el llamado que surge tras el recuerdo de ese importante y precursor esfuerzo que incluyó hasta un alarde tecnológico, la detonación accionada a distancia.
Y el futuro de la ruta exige su adaptación a las nuevas demandas de tránsito y al crecimiento de diversas actividades en su eje.
Eso significa inversión pública, pues no se trata únicamente de una vía local, sino que de un activo importante del patrimonio turístico nacional: un largo mirador que se abre al infinito horizonte oceánico marginado por roqueríos y una fauna presente que junto al oleaje muestra una naturaleza viva y en continuo cambio.
Ello justifica plenamente el llamado del alcalde de Concón, Oscar Sumonte, a las autoridades para mejorar y actualizar la centenaria obra. Este llamado recibió el inmediato apoyo de Lily Pérez y Francisco Chahuán, senadores que reconocieron la necesidad de mejorar la ruta y lograr recursos del nivel central, dado el valor turístico del camino.
Pasarán las celebraciones, pero más que fotos del recuerdo y las evocaciones patrimoniales, aparece nítidamente la exigencia de entrar en acción.
Hay, como siempre, proyectos pendientes que deben ser rescatados, pero a la ingeniería se tendrá que sumar el financiamiento. Los recursos siempre son escasos, pero con creatividad es posible sumar a los fondos públicos el aporte privado, pues no se puede olvidar que esa centenaria ruta ha sido la base del crecimiento de todo un sector, con alta y rentable inversión, cuyos ejecutores bien pueden contribuir a un mejoramiento sustantivo de la ruta que ha sido, de hecho, la viga maestra de sus emprendimientos.