"Si no producimos conocimiento propio, vamos a seguir dependiendo de las materias brutas"
Ramón Latorre
Director del Centro Interdisciplinario de Neurociencia de Valparaíso
"Estamos conscientes que una declaratoria debe ser compensada"
Patricia Arellano
Pdta. del Comité Pro Defensa del Patrimonio Histórico y Cultural de Viña del Mar, por fallo judicial que respalda petición de protección de la Casa Italia
El 18 de septiembre de 1866, don Manuel Villavicencio y otros 2 oficiales de la marina peruana enfermaron al comer dulces y confites de la dulcería del señor Lefert, en una esquina de la plaza de la Victoria de Valparaíso. Se descubrió que los confites contenían arsénico, pero no hubo prueba legal contra el negocio donde se compraron.
Acaba de fallecer en Iquique la cantinera del 79, señora Concepción Donoso viuda de Allendes, quien tomó parte en varias acciones de guerra en calidad de cantinera. Damas caritativas y patriotas, cuya acción es digna de encomio, se encargaron de comprar el nicho perpetuo en que descansan los huesos de esa noble mujer chilena.
MOSCÚ, 18 (AP).- La Unión Soviética logró hoy un gran triunfo espacial al colocar un laboratorio automático en la superficie de Venus, que reveló que las temperaturas son demasiado altas para el tipo de vida de la Tierra. Tras una travesía de 4 meses, la nave Venus IV dejó caer, a través de la nebulosa capa que envuelve el planeta, dicho laboratorio.
El dramático caso de un niño de 3 años baleado en un jardín infantil de la comuna de Limache nos advierte que el poder de fuego de la delincuencia no sólo está presente en poblaciones "problemáticas" de la capital, sino que también golpea con fuerza a comunidades supuestamente tranquilas y seguras. Así, esos "colegios blindados" que a veces muestra la televisión y los ejercicios preventivos ante balaceras que se realizan en esos establecimientos capitalinos, no son exageraciones.
Pero lo peor sería acostumbrarnos a vivir en ese ambiente donde la delincuencia conduce a permanente temor, a tensa desconfianza, a lógica inquietud por la autoprotección que va desde rejas y alarmas hasta la posesión de armas de fuego.
Se barajan cifras y se muestran índices, algo así como las variaciones del IPC. Y esos números sobre los ilícitos pasan a ser parte de la campaña electoral. Y es lógico que así sea, pues tras los números hay bienes en riesgo y, lo peor, personas que pierden la vida. Daño irreparable donde a la responsabilidad de los autores se suman fallas de la sociedad y de los organismos que deben garantizar prevención y sanción.
Y en este caso tenemos una víctima inocente y frágil, aún en riesgo, y también el trauma que afecta a sus pequeños compañeros, a las parvularias y auxiliares y, por cierto, a las familias de los niños que pierden tranquilidad, pues temen nuevos baleos.
Hay temores sobre el entorno del jardín infantil, sobre una población cercana donde en las noches se producirían disparos de armas de fuego. Esas afirmaciones exigen investigación, pero evitando generalizaciones apresuradas que castigan injustamente a grupos honestos, cuyo único delito es la pobreza.
Y junto con la investigación en profundidad del caso y mayor presencia policial en el sector hay que avanzar en un trabajo social participativo que logre aislar los focos conflictivos y, particularmente, aquellos vinculados al tráfico y consumo de drogas. Tras la droga hay pequeños y grandes intereses, lo que se traduce en redes, tejidos aparentemente impenetrables que se requiere destruir en un trabajo constante y comprometido.
Y en ese trabajo, constante, insistimos, toda la comunidad tiene un puesto de lucha, asumiendo que en el flagelo de la delincuencia, que a todos afecta, números más, números menos, la droga es un factor desencadenante.
El debate sobre la delincuencia en la campaña electoral es ineludible, pero debe servir para sumar voluntades y propuestas, reconociendo realidades y evitando la peligrosa y sedante autocomplacencia. En el caso de Limache tenemos, a la vuelta de la esquina, otra advertencia, nueva luz roja que no nos puede dejar indiferentes.
El entorno familiar es la primera fuente de experiencias para los niños y cumple un rol fundamental en la formación de estos. Pasados algunos años, a esto se suma el colegio como un nuevo pilar en el desarrollo de las personas. En éste, los alumnos reciben gran parte de la formación, socialización y experiencias que marcarán su vida. Por ello, desde ahí se hace necesario entender y reconocer que la educación inclusiva tiene que ser parte de un proceso permanente, que busca principalmente la educación de calidad para todos. Y en este aspecto, la rigidez sólo se posiciona como un obstáculo.
Cuando fomentamos la inclusión, validamos la diferencia y la diversidad dentro de distintos contextos. En una comunidad educativa encontramos un abanico de intereses, gustos, habilidades, necesidades, y frente a esto es responsabilidad de cada profesional que la integra favorecer, mediante la normalización, un ambiente de aceptación.
Uno de los propósitos de los colegios es que los estudiantes aprendan a enfrentarse a un mundo cambiante y diverso. Si el mundo es así, ¿podemos esperar que los niños no lo sean? Los formadores debemos buscar que logren desenvolverse en distintos aspectos, de manera que puedan sentirse principalmente capaces y seguros, promoviendo ambientes de respeto que propicien aprendizajes efectivos. Pero ¿de qué manera lo logramos? Esto sólo se cumplirá en la medida que cada uno de ellos se sienta escuchado, respetado, aceptado, es decir, se sienta incluido.
Es verdad que es un desafío atender a la inclusión en su totalidad y no hay receta para esto, pero podemos iniciar esta preparación valorando la heterogeneidad, la diversidad de intereses, la originalidad, generando vínculos significativos con los estudiantes, teniendo expectativas en cada uno de ellos, implementando metodologías que se ajusten a sus estilos y necesidades, realizando constantemente trabajo colaborativo, tanto con profesionales de otras áreas como con los padres. Relevante es entender que la motivación del estudiante se relaciona directamente con el estímulo que recibe.
En este marco, el ciclista nacional Adolfo Almarza es un ejemplo a destacar sobre una persona que es capaz de llegar a límites que la mayoría no logra y con dificultades mayores que las que tenemos muchos. Se trata del único deportista a nivel mundial que practica la modalidad de descenso en bicicleta con prótesis en sus piernas.
Por ello, visitará nuestro colegio en el marco de la celebración del Día de la Inclusión, este 25 de octubre, para ayudarnos a concientizar e impulsarnos a comprender aspectos relacionados con la discapacidad, los derechos de las personas y los beneficios que derivan de la integración en todos y cada uno de los aspectos de la vida, promoviendo la interacción sin importar condición física, cultural o social, con todo lo que nos rodea y en igualdad de condiciones.
Daniela Fernández
Educadora Diferencial del Colegio Altomonte