La asombrosa y oculta historia que revela el libro "La ballenera de Quintay"
LANZAMIENTO. Marcela Küpfer y Carlos Lastarria indagaron en el peculiar mundo que se vivió en la planta de la caleta, un Macondo chileno lleno de anécdotas y personajes que hoy al fin se revelan.
Una pequeña caleta que de la noche a la mañana se vio invadida por noruegos, japoneses, inmensos barcos y ballenas.
Esa es la historia que relata el libro "La ballenera de Quintay y otros relatos de la caza de ballenas en Chile", escrito por la directora de La Estrella de Valparaíso, Marcela Küpfer, y el cronista Carlos Lastarria.
El otrora recinto de caza de cetáceos -hoy sede del Centro de Investigación Marina de la Universidad Andrés Bello (Unab)- recibirá este martes 5 a los autores del texto, quienes presentarán los frutos de un año de investigación de la mano del director de El Mercurio de Valparaíso, Carlos Vergara.
"Quisimos ahondar en la historia de la ballenera porque hasta ahora sólo se conocía por la tradición oral y era necesario dejar registro de un periodo tan particular que sólo ocurrió en Valparaíso", cuenta Küpfer, asidua visitante de Quintay que en su libro revela datos que rozan el realismo mágico, pero que de ficción nada tuvieron.
Valiosos cetáceos
Corría el año 1943 y en Quintay vivían 200 personas. Sin caminos, luz ni agua, la principal atracción de los habitantes era observar el horizonte y ver -casi a diario- una ballena.
En un tiempo en que como destaca Küpfer, "la caza de cetáceos no era cuestionada porque no existían tratados ni reglamentos que la prohibieran", la compañía chilena Indus vio en el pueblo el lugar perfecto para instalar una planta ballenera.
Así, de improviso, los residentes vieron cómo una invasión de capitanes noruegos a bordo de barcos con precarios arpones llegaron a cazar el mamífero, que luego Indus procesaba en el recinto ubicado en los roqueríos de la bahía y del que aún se mantienen vestigios conservados por la Unab.
"Para Indus las ballenas eran vitales porque con su aceite fabricaban desde el recordado jabón Gringo hasta la famosa margarina Estrella o la cola para carpinteros Elefante", cuenta la periodista.
Un extraño mundo
Pero la historia oficial de Indus y su empresa en Quintay no es lo que más llamó la atención de Marcela Küpfer. Y es que para ella, la principal motivación para dedicar largas noches a investigar y escribir se relaciona con el peculiar y desconocido submundo del pueblo en los tiempos de la ballenera.
"En Quintay se cruzaron muchas historias; los maestros descuartizadores que vivían en una especie de campamento minero, y el de los capitanes extranjeros que llegaron con toda la épica del hombre contra la naturaleza. En medio de eso estaba la gente del pueblo que se topaba hasta con japoneses. Era una escena muy pintoresca y que no se encuentra en cualquier ciudad del mundo ni en cualquier oficio", relata la directora de La Estrella de Valparaíso.
Recuerdos inolvidables
En 195 páginas, "La ballenera de Quintay" detalla cientos de historias y anécdotas que los autores recopilaron conversando no sólo con habitantes de la caleta, sino con trabajadores y sus familias, muchos extranjeros a los que debieron contactar en Japón, Noruega y decenas de países.
Küpfer ya olvidó cuántas veces llegó a Quintay en busca de material para el libro, pero sí recuerda el recorrido por la ballenera que más la marcó.
"Contacté al hijo del administrador de la planta, que creció mirando cómo faenaban a los animales y relacionándose con los capitanes extranjeros. Cuando la planta cerró en 1967 nunca más volvió a Quintay... hasta este año cuando regresó conmigo y se acordaba de cada detalle de esa etapa de su vida", revela la periodista.
Tan acabada es la investigación que, incluso, el libro cuenta con un "diccionario ballenero", dedicado a explicar la jerga de este peculiar oficio. Uno que por primera vez, quedará registrado en algo más que los recuerdos de sus protagonistas.
"Quisimos ahondar en la historia de la ballenera porque hasta ahora sólo se conocía por tradición oral y era necesario dejar registro de un periodo tan particular y que sólo ocurrió en Valparaíso"
Marcela Küpfer, Coautora del libro"