La suspensión de los parquímetros, cobros por estacionar en la Población Vergara, debido al incumplimiento por parte de la empresa operadora de normas sanitarias y laborales, trajo como consecuencia la reaparición de acomodadores y cuidadores informales de vehículos. Sin generalizar, estas personas hicieron de esa actividad un buen argumento para reglamentar los cobros, debido a ciertos abusos, especialmente exigencia de pago anticipado por el uso de espacios públicos para estacionar los automóviles. Este inaceptable abuso, hay que señalarlo, sólo se limitaba a horarios nocturnos en algunos de los sectores más concurridos del área poniente de Población Vergara, especialmente en el entorno del Casino Municipal. Su presencia en esos lugares iba acompañada de riñas, consumo de alcohol y amenazas a quienes no "pagaban por anticipado".
En horas del día las exigencias se reducían a una propina por una supuesta ayuda, generalmente innecesaria, a los conductores que, en teoría, saben estacionar sus vehículos.
De cualquier modo, quedó flotando en el ambiente la queja de estos "propineros" que perdieron su fuente de ingreso y la queja también de quienes por razones de trabajo o de diversas diligencias deben pagar altas sumas por dejar sus vehículos. Está también la queja de aquellos residentes que no cuentan con estacionamiento, quienes tendrían derecho a dejar un vehículo sin pago, previa una tramitación que ha merecido observaciones por su complejidad.
Resueltos los problemas que han dado lugar a la suspensión de los cobros, se volverá a los pagos formales que oscilan entre $ 19 y $ 25 por minuto, según lugar y horario. Para quienes apoyan el sistema y pagan alegremente, la medida favorece la rotación de vehículos, evitando la eternización frecuente de algunos y también contribuye a descongestionar las calles viñamarinas. Como beneficio adicional se anuncia la habilitación de ciclovías, necesaria medida siempre y cuando esos trazados sean bien estudiados, seguros y consideren la opinión de eventuales usuarios.
Por otro lado, es muy posible de los cuidadores "erradicados" aparezcan a otros puntos de la ciudad donde a su vez, ya se están desplazando muchos conductores en busca de lugares sin pago, como sectores de Chorrillos, Miraflores, Agua Santa, Recreo o Santa Inés.
Dentro de este cuadro con opiniones divididas, queda pendiente el tema de la seguridad de los vehículos. ¿Garantiza un pago formal esa seguridad? Cuestión importante que exige definiciones de parte del concesionario del sistema y de la propia Municipalidad. Esta realidad, la reciente suspensión, quejas y apoyos, llaman a una seria y permanente evaluación del sistema, que desde su gestación debió contar con una efectiva participación ciudadana.