Históricamente, Chile ha tenido una política de puertas abiertas para el ingreso de extranjeros a nuestro territorio, sin prácticamente restricciones ni discriminaciones. La política migratoria chilena es el libre desplazamiento de las personas, sin mayores exigencias ni restricciones. Valparaíso es quizás la ciudad más cosmopolita del país, aquí llegaron oleadas de extranjeros que se establecieron, muchos de los cuales se transformaron en emprendedores, enriquecieron las capacidades del país, trajeron la industria, el conocimiento, tecnologías e innovaciones.
Ese carácter cosmopolita de Valparaíso lo hizo distinto al resto del país y por mucho tiempo estuvo a la vanguardia del pensamiento, la creatividad, la cultura y la modernidad. Valparaíso ha vivido la inter y la multiculturalidad que lo ha enriquecido, transformándola en una sociedad más abierta a la diversidad, más libre y creativa.
Nunca en nuestra historia habían llegado tantos inmigrantes al país como ahora y aún no estamos preparados para ello. No se trata de los movimientos migratorios del siglo XIX ni XX. No se trata de la venida de alemanes, españoles, ingleses, italianos. No se trata de los inmigrantes que llegaron a Chile a propósito de conflictos bélicos, cambios políticos o persecuciones. Se trata de inmigrantes que vienen en busca de subsistencia, se trata de personas que quieren integrarse a la fuerza laboral, muchos de los cuales acceden a trabajos menores, muchos de ellos son discriminados o subempleados en Chile, asumiendo trabajos que nuestros compatriotas no quieren asumir. Chile podrá verse expuesto a nuevas oleadas de inmigrantes, en especial de países que se encuentran en crisis en nuestro continente y su número dependerá del desenlace de esas crisis. Debemos estar mejor preparados para esa etapa en muchos aspectos para acoger mejor a quienes llegan al país. Se ha avanzado en este tiempo, en especial en el ámbito de las políticas sociales, educación y salud.
Destacamos a personas e instituciones que se han puesto al servicio de estos inmigrantes, para ayudar y acompañar a los extranjeros en Chile, por su generosidad y disposición a ayudar en todo, hasta en la adquisición del castellano como segunda lengua, a las organizaciones sociales que acompañan, a las escuelas, liceos y universidades que acogen, a las políticas públicas de protección. Nos hace falta aprobar una nueva ley migratoria que acompañe a los miles de extranjeros que requieren apoyo. Asimismo, lamentamos profundamente que existan en nuestra patria personas que sin sensibilidad alguna, maltratan, abusan y discriminan a personas tan dignas y humanas como todos nosotros.
En este sentido, se debe trabajar muy responsablemente por constituir, gradualmente, una verdadera cultura de la inmigración, materia en la que debe avanzarse desde lo social y, fundamentalmente, desde lo individual ciudadano.
Patricio Sanhueza V.
Rector Universidad de Playa Ancha