"Es una segunda condena: una persona está privada de libertad, pero no de su dignidad"
El último informe de la Fiscalía Judicial de la Corte Suprema reveló que 25 de los 53 centros penitenciarios del país se encuentran sobrepoblados. Entre ellos figuran seis de los ocho de la Región de Valparaíso, como el Centro de Detención Preventiva (CDP) de Limache, que fue sindicado como el penal con mayor hacinamiento en Chile, o el Centro Penitenciario (CP) de Valparaíso, que hasta marzo del año pasado tenía 2.563 internos, siendo que la capacidad es para 1.919.
El máximo tribunal calificó los resultados como "graves" y "preocupantes", puesto que constituyen "violaciones significativas" a los derechos humanos de los internos. "Es un grave atentado a la dignidad de las personas que lo sufren", sostuvo la Corte Suprema.
Para el capellán regional de Gendarmería, Carlos Marín, el informe del tribunal no viene más que a ratificar "una realidad que los internos y nosotros vivimos a diario". De hecho, pensó que la situación era peor de lo que diagnosticó la Corte. "Puede sonar un poco duro, pero esto para nosotros no es una sorpresa. Es un nuevo informe que viene a revelar nuevamente la situación en que se encuentran los penales. Pero más allá del hacinamiento que existe en Limache y la sobrepoblación que hay en el penal de Valparaíso, veo a la región de muy buena forma en comparación a otras regiones, que incluso tienen más recursos que nosotros", comentó Marín, quien es el primer capellán laico de Gendarmería.
- De los ocho penales que hay en la región, seis se encuentran sobrepoblados. Los únicos dos que no están en dicha condición son el de Isla de Pascua y el de Casablanca, que se encontraba deshabitado por remodelación cuando se hizo el informe. ¿Los internos dan a conocer su molestia por el hacinamiento que viven?
- Por supuesto. A ellos les preocupa la situación. En estos casos yo siempre pongo el mismo ejemplo: cuando alguien anda en micro o en metro durante quince minutos y de pie, recibiendo codazos, empujones y aguantando todos los tipos de olores que se puede imaginar, ¿cómo crees que se siente?
- Incómodo...
- Claro, incómodo. Eso mismo tienen que vivir los internos, pero durante tres, cinco o quién sabe cuántos años. Imagínate lo que es vivir con personas que no conoces. Un día te toca y el sistema te dice que tienes que vivir con tres personas extrañas por los próximos cinco años, en una celda de dos metros por tres. Es una cuestión totalmente invasiva, porque no hay privacidad. Esta intimidad natural que debes tener con uno mismo termina produciéndose sólo cuando estás acostado, en tus horas de sueño si es que logras conciliarlo. Y eso no está bien, porque el ideal sería que la segregación se realice entre personas que tienen cualidades comunes, que por sus características se parecen entre ellos, pero aquí en Chile, lamentablemente, eso no se cumple.
- La Corte Suprema concluyó en su informe que en los centros carcelarios del país se están violando los derechos humanos de los internos. ¿Usted comparte dicho diagnóstico?
- Mire. Lamentablemente, los internos terminan recibiendo una segunda condena mientras cumplen la primera.
- ¿Por las condiciones en que se encuentran?
- Exacto. Terminan recibiendo una doble condena por las condiciones que existen dentro de las cárceles. Ellos llegaron ahí por determinado delito y la condena es estar privados de libertad, pero aquí se suman una serie de impedimentos que atentan contra el buen vivir y que se convierten en una segunda condena para ellos. Insisto, una persona está privada de libertad, pero no de su dignidad.
- ¿Usted cree que el Estado de Chile ha fracasado en sus políticas de reinserción?
- Claro, sobre todo con aquellas personas que nunca han sido reinsertadas, porque más de la mitad de los privados de libertad en Chile no han estado reinsertos en la sociedad, incluso desde su nacimiento, porque tienen historias muchas veces fragmentadas. ¿Y cómo ingreso a alguien a la sociedad de manera responsable si es que nunca tuvo esa base? Una solución puede ser creando diferentes tipos de empleos, pero generalmente los que se ofrecen son para personas de buena conducta. Ellos sí fueron a la escuela, sí se portan bien y sí tienen beneficios, pero el resto de la población no.
- ¿Usted plantea abrir la oferta de empleos en las cárceles para todos los internos, independiente de sus conductas?
- Por supuesto que sí. La oportunidad que se le da a una persona interna no puede ir de acuerdo a su historial, si no nunca va a poder cambiar. Lo importante es ver cómo esa persona debe creer en ella y entender que existe algo mejor. Por eso, como Iglesia Católica, desde hace unos años tenemos los espacios, donde no nos interesa la conducta ni el delito ni mucho menos el historial de la persona. Nosotros justamente buscamos a los internos que el sistema ha rechazado. Por lo general son personas a quienes les quedan tres años para postular a beneficios, los capacitamos, después se especializan, y una vez que salen pueden insertarse laboral y socialmente. Les hacemos ver la dignidad que tienen como persona más allá del delito que hayan cometido. De esa manera, ellos mismos con el tiempo van asumiendo que sí se equivocaron, pero que tienen otra oportunidad en la vida.
- ¿Cree que una de las soluciones para el hacinamiento debe ser crear más cárceles, o el problema es mucho más profundo?
- Haber. Efectivamente en Limache hay muchos internos, pero eso está asociado a que en el último tiempo la ciudad ha crecido fuertemente. A eso se suma la población flotante que existe. Pero independiente de aquello, las cárceles son cuando ya no queda ninguna solución. Por eso para mí la mirada debe estar puesta fuera de los recintos penales, en las poblaciones, en los niños y en las escuelas. Si tú aplicas algún tipo de intervención en esos sectores te vas a dar cuenta que tendrás más niños en las escuelas, menos niños en las calles y, por consiguiente, menos personas en las cárceles.
"Cuando alguien va en micro durante quince minutos y de pie, recibiendo codazos, empujones y aguantando diferentes olores, ¿cómo crees que se siente? Eso mismo viven los internos""
"Ellos llegaron ahí por determinado delito y la condena es estar privados de libertad. Pero aquí se suman una serie de impedimentos que atentan contra el buen vivir y que se convierten en una segunda condena""