Una verdadera "bomba de racimo" lanzó el destacado arquitecto Mathias Klotz en el seminario "Valparaíso que queremos", organizado por la Fundación para el Progreso. Las esquirlas saltaron para todos lados: para la alcaldía actual y para las anteriores, para la decisión sobre el Puerto a Gran Escala, para el Mall Paseo Ross… En fin, sus afirmaciones pueden gustar o no gustar, pero son dignas de tener en cuenta y analizarlas en su mérito.
Afirma que la ciudad está en "un estado de descomposición preocupante" y si bien dice que no es responsabilidad de la última alcaldía, "la actual gestión ha acelerado este proceso espantando de manera muy exitosa a la inversión". Sobre el Mall Barón opina que es un proyecto que "terminó siendo razonablemente correcto". Ante el Terminal 2 y el borde costero, Klotz, autor del proyecto Mirador Barón finalmente concretado en medio de derrumbes del cerro y trampas burocráticas, afirma que "creo que es un mito que el puerto de alguna manera le tapa la vista de la ciudad al mar, pues en metros lineales lo que se tiene frente al mar, con acceso directo, supera largamente lo que es el puerto y lo que sería una ampliación de este".
Sin especificar iniciativas cuestionadas, plantea que "el prejuicio de que la inversión es de por sí el mal de Valparaíso, estigmatizándola, puede que te dé un beneficio político momentáneo porque es una medida popular pelear en contra de los grandes inversionistas, pero al final del día eso le está pasando y le pasará cada vez más la cuenta a la ciudad". Postula mirar a un horizonte de desarrollo que no se lograría con microinversiones.
El arquitecto matiza sus ácidas observaciones planteando "compatibilizar lo grande, lo mediano y lo pequeño a través de un trabajo que es difícil… pero hay que sentarse a la mesa a conversar y avanzar, pues muchas veces uno ve sólo connotaciones negativas en los proyectos, pero eso hay que tratar de revertirlo para convertirlo en algo positivo, pues congelar las inversiones es un error garrafal".
Es cierto que las palabras de Klotz, que apuntan derechamente contra la alcaldía y aluden a afirmaciones "anónimas" y "cobardes" sobre ciertos proyectos, son polémicas; pero es positivo el llamado que hace a "sentarse a la mesa" y es verdad que aquellas connotaciones negativas de algunos proyectos pueden revertirse.
Es cierto también que en la eterna discusión y las miradas en blanco y negro se está perdiendo tiempo para avanzar en un objetivo común en beneficio de la ciudad, de sus habitantes y de sus actividades.
Y en esa discusión, en esa mesa común, es fundamental derrotar la desconfianza, cuidar el lenguaje y evitar descalificaciones que sólo llevan a un punto muerto.