La palta, aquella del popular "sanguchito", sola con ave, con mechada o arrollado, se ha convertido en blanco de acusaciones internacionales. Esto debido a que su producción, como toda producción agrícola, consumiría mucha agua. Para algunos acusadores que disparan desde Europa a través de las ondas de la Deutsche Welle, un kilo de palta traga mil litros de agua, lo que es desvirtuado por productores locales.
Litros más, litros menos, en la Provincia de Petorca, que concentra el 20% de la producción nacional de esta fruta, hace ya tiempo que existe un choque, pues se afirma que el uso de agua para agricultura limita el abastecimiento del vital líquido para el consumo humano.
Pero la cuestión no es sólo local, como lo recuerda la gobernadora, María Paz Santelices, al afirmar que "debemos tener claro que el tema de la escasez hídrica es un problema de nivel mundial, que nos perjudica a todos".
La cuestión es la sequía, presente en gran parte del país, ante lo cual en Petorca se entrega agua potable con camiones aljibe, un "parche" que se trata de superar con sistemas de filtros de agua natural para abastecimiento de los vecinos.
Aparece en lontananza, como solución efectiva, el embalse Las Palmas, con capacidad para 55 millones de metros cúbicos, que daría riego seguro a 2.850 hectáreas.
Por otro lado, el presidente de los agricultores de Quillota, Reinaldo Lobos, estima que la vecina cuenca del Aconcagua tiene agua suficiente, incluso para crecer en hectáreas de riego, "pero requiere administrarse bien". Y recuerda que la cuenca "ya debería tener dos embalses, hace 40 años, Puntilla del Viento, y hace 15, Catemu".
Tareas olvidadas y postergadas en medio de debates múltiples que olvidan la crisis hídrica, que ya está presente en nuestro país, en nuestra zona y que repercute en conflictos y acusaciones, algunas justificadas, pero que en vez de contribuir a la solución pueden causar daños, afectando fuentes de producción, de trabajo y cadenas logísticas que llegan hasta distribuidores y lejanos consumidores sensibles a mensajes condenatorios.
Esta realidad que hoy afecta a una zona específica, cercana como es Petorca, exige acciones concretas: investigación, innovación, racionalización y tecnificación del uso del agua, lo que supone canales, sistemas de riego, captación, desalinización y, lógicamente, almacenamiento en embalses grandes y pequeños. El recurso está, escaso, esquivo, caprichoso, pero hay que aprovecharlo, invirtiendo y también perfeccionando la legislación actual, que pareciera ignorar la crisis que, como lo afirma la gobernadora, tiene alcance mundial.
En fin, la palta, la Hass o la Negra de La Cruz, es sólo la punta del iceberg.