Desafíos administrativos y técnicos enfrenta la recuperación de nueve ascensores porteños que el Gobierno Regional adquirió en el año 2013 a empresarios privados. En el aspecto administrativo está pendiente el traspaso de los elevadores recuperados o en proceso de restauración a la Municipalidad de Valparaíso. Está vigente un comodato precario por cinco años que entrega la operación al municipio, pero surge el fantasma del financiamiento pues los ingresos no cubrirían la operación.

El presidente de la Comisión de Patrimonio del Gobierno Regional, Manuel Millones, estima que hay incertidumbre pues los problemas económicos de la Municipalidad frenarían el gasto necesario para mantener en funciones el sistema y existiría el riesgo de que los elevadores recuperados se deterioren. El consejero postula la administración a cargo de una corporación compuesta por el Gobierno Regional, la Municipalidad y privados.

Desde la Municipalidad María José Larrondo, encargada del patrimonio, informa que se está preparando personal para trabajar en los ascensores, contándose también con la participación vecinal. El Ministerio de Obras Públicas, que contempla 22 mil millones de pesos en la recuperación, ha preparado un plan de gestión, que a juicio de la funcionaria es precario y debe ser reformulado.

La buena noticia es que el Ministerio de Transportes prepara un decreto que califica a los ascensores como "transporte público", con lo cual podrían inscribirse en un registro y lograr recursos y diversas asesorías. De plena justicia sería esa condición pues los tradicionales ascensores de Valparaíso, después del ferrocarril, son el segundo medio más antiguo de transporte público vigente en el país.

En cuanto a lo técnico hay retrasos en la entrega de las obras de recuperación, como es el caso concreto del Ascensor Concepción que junto al Cordillera deben ser entregados en agosto próximo. En tanto el de Cerro Monjas sería entregado en septiembre y el Villaseca en abril del próximo año. Los retrasos se deben a problemas que han ido apareciendo a medida que se realizan las obras, lo cual ha obligado a destinar 618 millones de pesos suplementarios para la restauración de máquinas, carros, rieles y sistemas de seguridad.

Como se puede apreciar, no basta con la recuperación técnica del sistema, es fundamental definir propiedad, gestión sin burocracia, aportes para el financiamiento y apoyo técnico permanente para la mantención de los nueve ascensores que idealmente quedarán en servicio definitivo. Dentro de este escenario general se deben considerar tarifas razonables ante la fuerte competencia que significan buses y taxis colectivos que tienen mayor alcance y flexibilidad para el público.

150 años | 18 de junio de 1868

Chile y Perú definen gastos por conflicto

Por el Ministerio de Marina se ha designado al personero para definir con Perú el dinero utilizado por las marinas de ambos países en el conflicto con España. El decreto nombra al diputado Melchor Concha y Toro, para que junto al comisionado del Perú, don Pedro Ureta, proceda a la liquidación de gastos originados por la escuadra aliada.

100 años | 18 de junio de 1918

Hoy llega al país la Embajada británica

Hoy llega a tierra chilena la Embajada británica, que preside Sir Maurice W. de Bunsen. La visita se iniciará en Santiago y luego llegará a Valparaíso. La misión de los diplomáticos británicos es estrechar relaciones con las repúblicas sudamericanas en estos tiempos del gran conflicto bélico en Europa. Ellos ya estuvieron en Argentina.

50 años | 18 de junio de 1968

Explosión de grisú en Schwager: 11 muertos

CONCEPCIÓN.- El gas grisú, el terrible y temido viento negro de los mineros, hizo explosión ayer, poco después del mediodía, en el pique "Arenas" del mineral de Schwager y causó la muerte de 11 trabajadores. Además, hubo 9 heridos. El sitio del mortal accidente se halla a 900 metros de profundidad y a 6 kilómetros al interior del mar.

El término de la concesión de parquímetros en Viña del Mar por decisión del municipio, luego de constatar que el operador traspasó el contrato sin estar autorizado para ello, abrió el debate sobre cuánto ganaba la comunidad con esa licitación.

A saber, por cada hora que un automovilista estacionaba su vehículo el municipio recibía 123 pesos, mientras que la concesionaria sumaba 1.017 pesos con IVA. La municipalidad recaudaba una vez y de modo anticipado el monto, se ocupase o no el espacio.

Según "BBVA Research", en su boletín "Situación Automotriz Chile 2017-2018" publicado en diciembre último, la industria automotriz superó sus expectativas de crecimiento el año pasado, aumentando sus ventas de autos nuevos un 19,1% (a noviembre).

Sabemos que la cantidad de estacionamientos es limitada debido a la incapacidad del centro de la ciudad para expandirse y, por otro lado, que el volumen de automóviles en circulación se encuentra en constante crecimiento. Esto establece una relación donde la oferta es limitada y la demanda se incrementa cada día. La utilidad del concesionario, al ritmo del crecimiento del parque, entonces, aparecía como un gran negocio. Un parque vehicular con proyección de duplicarse mientras dura la concesión, sin más calles ni más estacionamientos, es como adjudicarse un peaje sin construir carreteras.

En el caso de Viña del Mar, donde el municipio -por ejemplo- pone la flota para el retiro de la basura y licita el personal que operará el servicio, es decir, asume los elevados costos de mantenimiento (y por tanto, debe ser lo más rentable), es válido preguntarse ¿por qué el modelo es distinto cuando el costo de estacionar es igual a cero en mantenimiento?

Ahora, como ciudadanos nos corresponde reflexionar cuán necesario es licitar los parquímetros o si las tarifas son justas. No sería un ejercicio en vano plantearnos alternativas que permitan utilizar la tecnología a favor de las personas, en este caso los viñamarinos, para hacer políticas que la comunidad aprecie como un bien. Los modelos de negocio en organismos públicos deben ser no solo justos, sino social y económicamente rentables, más todavía cuando los bienes son escasos. La Ciudad Jardín, la Ciudad Bella, no sólo debe tener estos buenos eslóganes, sino que quienes en ella habitan y transitan deberían llevar dibujada una sonrisa al sentirse acogidos por compartir debida y justamente el espacio en beneficio de los usuarios y residentes. Puede ser esta una buena oportunidad para rediseñar el modelo de negocio de los estacionamientos en vía pública y así retribuir al vecindario el esfuerzo por soportar mayores ruidos, contaminación y la creciente dificultad para desplazarse por causa del incremento del parque vehicular.

Aland Tapia San Cristóbal

Ingeniero