"Hay que desarrollar estrategias que vayan más allá de lo punitivo y sancionatorio"
La balacera ocurrida hace unas semanas en las afueras del complejo de Universidad de Chile reflotó el tema de la violencia en el fútbol. No es un fenómeno nuevo en Chile, sin embargo las características que adoptó desde hace tres décadas son particulares.
Así lo describe la socióloga egresada de la Universidad Valparaíso, Natalia Silva, quien entre los años 2015 y 2018 fue encargada de investigación y desarrollo en el programa Estadio Seguro: "esto más o menos empieza a emerger a finales de los '80 y en los '90 comienza un proceso de 'argentinización', porque si bien las barras existían, no tenían conductas explícitamente violentas".
La profesional, que hoy es directora ejecutiva de la Fundación Fútbol y Sociedad, asegura que hechos como los que ocurrieron en el centro de entrenamiento de la "U" son sólo la parte visible del problema.
"Para explicar la violencia tienes que imaginar un iceberg, donde en la punta están los incidentes de Valparaíso el 2015 y lo que pasó con la balacera en el Centro Deportivo de Universidad de Chile, pero debajo hay una violencia que es de carácter simbólico, estructural, económico, social, que es más bien invisible para los medios pero que se vive todos los días y todas las semanas en los estadios", explica.
- Siguiendo con su ejemplo, debajo de la línea de flotación del iceberg hay muchos pequeños episodios de violencia que parecen naturalizados.
- Exacto, lo peor de todo es que hay un conjunto de prácticas que están naturalizadas por los hinchas, y también por los medios de comunicación y por la opinión pública, por lo cual desarticular esas prácticas es lo más difícil. Haciendo un parangón con otra realidad que sucede en el país, es lo que pasa con la violencia machista. En la punta del iceberg está el femicidio, pero eso se explica por construcciones y narraciones que están arraigadas incluso desde niños.
- Entiendo su diagnóstico, sin embargo al tenerlo tan claro es difícil explicarse por qué programas como Estadio Seguro, donde usted trabajó, no pueden darle una solución.
- Yo haría una precisión, Estadio Seguro no trabaja para comprender el fenómeno, lo hizo en algún momento pero fue descartado por el actual gobierno. Hoy el plan pasó a operar sólo en las intendencias y gobernaciones, por lo tanto, actualmente el gobierno carece de una unidad especializada en el tema que esté proporcionando insumos técnicos a intendencias y gobernaciones. No basta con implementar la ley, sino que entender el fenómeno no sólo como un ejercicio de comprensión, hay que acompañar a los clubes y desarrollar estrategias de acción que vayan más allá de lo punitivo y sancionatorio.
- ¿No ve una contradicción en las políticas públicas el renovar los estadios por una parte y restringir los aforos autorizados para los partidos por otra?
- Es cierto que hay una contradicción entre la renovación de los estadios y la restricción para los aforos por el fenómeno de la violencia. Lo de los aforos es terrible, porque en estadios que tienen capacidad para veinticinco mil personas hay clubes que piden permiso para siete mil personas y llevan cinco mil. Los clubes no están llevando gente, es bien brutal ver partidos de Huachipato, de La Calera, pueden pensar que la violencia espanta a la gente de los estadios y sí, pero también hay clubes que solicitan aforos súper bajos para la capacidad del estadio porque les sale más caro abrir las puertas y saben que no llevan más hinchas.
- Cómo percibe la seguridad en el fútbol en la región de Valparaíso.
- Nosotros tuvimos uno de los enfrentamientos más graves en Valparaíso cuando se pelearon Los Panzers y la Garra Blanca en el plan de la ciudad. Creo que se han hecho esfuerzos para superar los problemas de seguridad. El exgobernador Dip en su minuto tomó las riendas del asunto, nosotros lo acompañamos y lo asesoramos, le recomendamos incluso que tomara el problema que tienen los hinchas de Santiago Wanderers con su sociedad anónima deportiva, le recomendamos que realizaran una comisión de hinchas que la S.A. no ha desarrollado.
- Usted plantea un escenario que dista mucho de la percepción que tienen los hinchas. Ellos plantean que sólo aumentó la represión y las restricciones para asistir al estadio.
- Lo que queda en la superficie es que para responder a la situación de conflicto que se tuvo en las calles, la solución era mayor control policial. Eso es efectivo para la primera fase después de lo que pasó en Valparaíso, porque se necesitaba contener el problema. Además, la gobernación empezó a reunirse con los hinchas de Santiago Wanderers, también recibió a los hinchas de Everton, y se le sugirió a las sociedades anónimas que implementaran las comisiones de hinchas y los enlaces de hinchas, se les ofició para que lo hicieran, para así tener canales de diálogo y de información más expeditos. Como dejamos el gobierno en marzo pasado, no sé si hay avances en eso. Tiendo a pensar que no, por la comunicación que tengo con la corporación Wanderers y los hinchas de Everton, a los que se les aplicó el derecho de admisión por un impasse a través de redes sociales.
- ¿Qué opina sobre ese castigo al abogado evertoniano Juan Francisco Báez por una publicación en Facebook?
- Lamento esos hechos, creo que la norma 102 (derecho de admisión) es una herramienta súper útil, pero para los hinchas de verdad peligrosos, no para quienes son representantes de los intereses comunes de una hinchada, como es el caso de Báez.
- ¿Cree que los clubes pueden utilizar esta prohibición de ingreso como una forma de coacción contra quienes manifiestan una postura de oposición a su gestión?
- No deberían hacerlo, porque la herramienta no está pensada para eso. Lamento que la industria del fútbol crea en ese tipo de soluciones. Esto genera una percepción muy negativa de sus marcas. ¡Los hinchas no quieren a las sociedades anónimas! Lo único que se logra es radicalizar el conflicto acerca de la privatización del fútbol.
- El diputado Matías Walker dijo que el fútbol actual carece de legitimidad social.
- Estoy de acuerdo. En la minería hay diálogo con las comunidades incluso antes de la realización de un proyecto, porque saben que hay herramientas legales para resolver conflictos sociales cuando ocurren problemas ambientales. Los dirigentes del fútbol debiesen entender lo mismo, que están trabajando y lucrando con identidades culturales muy arraigadas. Si ellos van a hacer negocio con la pasión del fútbol, tienen que entender que las herramientas legales no bastan para que los hinchas los quieran. Tienen que hacer más allá de lo que la ley los obliga. Si no tienen validación social, se radicalizan las posturas en el fútbol.
- Mientras usted trabajaba aún en Estadio Seguro, Sausalito fue muy cuestionado en términos de seguridad. Cómo ve el tema hoy en día.
- Desconozco cómo está actualmente el estadio Sausalito. Tuve la oportunidad de ir en los últimos tres años y quedaban obras pendientes que el municipio se comprometió a realizar y que nunca ejecutó. La percepción con la que me quedé fue que estaban haciendo tiempo para que el gobierno cambiara y llegara una gobernadora que estuviera más cercana a los intereses de Everton y esto se resolviera de otra forma. Lo que se le pedía a Everton era que resolviera los problemas de infraestructura para que pudiera recibir a hinchas cuya asistencia hacía que el partido fuera catalogado más complejo. No era para todos los partidos.
- Qué opina de la estigmatización que se ha producido de los hinchas del fútbol.
- Nosotros estamos levantando hoy una Fundación que se llama Fútbol y Sociedad, porque nos dimos cuenta que no existen puentes de diálogo que acerquen a los hinchas comunes y corrientes a sus sociedades anónimas. Esto es un problema que no se entiende, porque no es un problema de delincuencia común.
- Pero muchas veces sí se cruza con la delincuencia común, recuerde que los heridos en la balacera del centro deportivo de Universidad de Chile tenían antecedentes judiciales.
- Sí, pero en el momento en que se cruzan generan una situación especial. Se tiende a pensar que este problema se resuelve como se resuelve una marcha, y no es así. Al final terminan requisando las mamaderas y revisando los pañales de los niños, cuando en realidad hay que hacer mucho más específicas las revisiones de acuerdo a los perfiles de riesgo.
"(Con Sausalito) estaban haciendo tiempo para que el gobierno cambiara y llegara una gobernadora que estuviera más cercana a los intereses de Everton y esto se resolviera de otra forma""