Felipe Larraín rechazó que se busque una "contrarreforma"
MODERNIZACIÓN TRIBUTARIA. El ministro de Hacienda recalcó que la propuesta persigue facilitar la labor de las pymes.
El ministro de Hacienda, Felipe Larraín, descartó ayer que la modernización tributaria que presentó el Gobierno busque convertirse en "una contrarreforma", sino que apunta, entre sus objetivos, a "hacerle la vida más fácil a las pymes".
Al participar en el programa "Estado Nacional" (TVN), el jefe de las finanzas públicas argumentó que el proyecto "contempla una cantidad muy potente de medidas pro pyme" para poder "recuperar la inversión, el crecimiento, el empleo y el ahorro".
Para Larraín, lo que le interesa al Gobierno es eliminar las discriminaciones que existen actualmente en el sistema y que 150 mil pequeñas y medianas empresas se verían favorecidas. "Dentro de las empresas grandes hay accionistas pequeños. Hay accionistas que tienen $ 600.000 y que deberían estar exentos de impuesto a la renta y que hoy día no lo están. Hay gente que no pagaba impuestos y que el sistema semintegrado les hace pagar casi el 10%", explicó.
Al ser consultado si es que los dueños de las empresas más grandes del país terminarían pagando menos gravámenes, el secretario de Estado recalcó que "los dueños de las empresas chicas que están también van a pagar menos impuestos, o sea, van a pagar menos impuestos al retirar y con eso vamos a eliminar la discriminación entre las rentas del capital y del trabajo, entre los inversionistas nacionales y los inversionistas extranjeros".
Para el titular de Hacienda, el régimen semintegrado, que el Ejecutivo pretende cambiar a un sistema integrado, "tiene un problema muy serio que además establece que esta brecha, este casi 10% de más impuesto, es independiente de su nivel de renta. Es un impuesto adicional que se pone independiente de cuál es la renta. Si usted tiene $ 600.000 paga 10%; si usted tiene $ 3.000.000 paga el mismo 10%", resaltó.
Respecto de la discusión parlamentaria del proyecto, Larraín expresó que cree que el proyecto terminará siendo aprobado, pero no en su forma original. "Bienvenidas las dudas y bienvenidas también las críticas. Yo lo único que pido es que las críticas sean informadas, que las críticas sean después de entender bien el proyecto y con las cifras adecuadas y eso es lo que estamos tratando de despejar", dijo en su intervención.
Tras ingresar el proyecto la semana pasada, La Moneda ha insistido en que la iniciativa resguarda los equilibrios fiscales. Con el nuevo esquema impositivo en régimen, el costo de la integración total del sistema ascenderá a US$ 833 millones anuales. A esta cifra se suman como costo las normas de tributación internacional, que implica una merma de US$ 7 millones, y los beneficios pro inversión, de US$ 204 millones. La merma fiscal ascendería a US$ 1.044 millones, que se verá compensada con medidas como boleta electrónica obligatoria, que en régimen recaudará US$ 1.181 millones por reducción de evasión, nuevo impuesto a la economía digital y mayor fiscalización del comercio transfronterizo, que aportará US$ 251 millones, además de la modificación del impuesto verde, que allegará US$ 40 millones. La suma de estas medidas asciende a US$ 1.472 millones al año, según el informe financiero del proyecto, por lo que el proyecto permitirá al Fisco recaudar US$ 428 millones adicionales netos.
El proyecto
Costos Integrar totalmente el sistema tributario le costará al país US$ 833 millones, de acuerdo al proyecto.
Recaudación La suma de las medidas del proyecto llega a US$ 1.472 millones, según los cálculos del Gobierno.
el año en que comenzó a regir la reforma tributaria aprobada en el Gobierno de Michelle Bachelet. 2014