Las últimas semanas han sido abundantes en cifras económicas, pero para la Región de Valparaíso han sido motivo de preocupación pues han tenido una dirección divergente respecto a los datos nacionales. El Banco Central anunció que la economía chilena creció un 4,8% durante el primer semestre del 2018. Sin embargo, el INE nos señaló que el INACER de Valparaíso presentó una contracción de 0,6% en el segundo trimestre de 2018 en comparación con igual período de 2017. Si bien son dos instrumentos distintos, pero ambos sugieren tendencia del crecimiento, que en el caso del INACER es más crítico pues somos la única región del país, de las 14 regiones que se realiza, que registró una caída.
También conocimos las cifras del PIB regional 2017 por el Banco Central de Chile, entre las cuales se destacan el dinamismo de las regiones de Arica y Parinacota (7,9%), Los Lagos (7,1%) y Aysén (6,2%), mientras que nuestra región tuvo un aumento del 2,1%. En relación al PIB per cápita, nuestra región alcanzó un PIB p/c normalizado de 90, es decir, 10 puntos bajo la media nacional. Sobre estas cifras dos comentarios, en términos absolutos somos la tercera región en Chile con una participación del 8,3% y en PIB per cápita hay siete regiones que nos superan.
La asimetría entre las cifras económicas del país y las de la región nos obligan a revisar las estrategias de crecimiento, como asimismo sobre los motores que impulsarán el crecimiento que serán muy diferentes a los que han sido hasta ahora. En esta perspectiva, el verdadero desafío que enfrentamos es inventar lo que viene y, en consecuencia, cómo entendemos las nuevas tecnologías que están cambiando la manera en la que vivimos, trabajamos y nos relacionamos los unos con los otros, como asimismo la velocidad, amplitud y profundidad de la Cuarta Revolución Industrial.
Por ello es interesante y provocador analizar algunas conclusiones de un destacado físico chileno, César Hidalgo, coordinador del grupo Macro Connections en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, MIT, Media Lab. que plantea en su libro El Triunfo de la Información la teoría del personbyte en donde señala "que existe una relación entre la complejidad de una actividad económica y el tamaño de la red social y profesional necesaria para ejecutarla, relación que explicaría la estructura y evolución de las estructuras industriales de nuestro planeta.
La teoría de la personbyte implica (1) que las actividades más simples serán más ubicuas, (2) que las economías diversificadas serán las únicas capaces de ejecutar actividades económicas complejas, (3) que los países diversificarán sus economías hacia productos relacionados, y (4) que a largo plazo el nivel de renta de una región se aproximará a la complejidad de su economía, que podemos estimar a partir de la combinación de productos que genera y exporta la región, ya que estos nos proporcionan información sobre la presencia de conocimiento y knowhow en ella".