Debemos entender que cuando hablamos de sustentabilidad hay que poner el énfasis en la aplicación de la sostenibilidad, es decir, sostener o mantener las cosas como están, sin deterioro. Por lo cual, centramos los esfuerzos en minimizar los daños, y generar un uso eficiente de los recursos. Sin embargo, para el desarrollo turístico presente y futuro de nuestra región esto no es suficiente y debemos ir un paso más allá.
Hoy debemos comenzar a pensar, fomentar y desarrollar el turismo regenerativo, basándonos en el lugar y sus necesidades, rediseñando una industria que se emplaza principalmente en espacios naturales y culturales de gran valor, y en donde a los factores económicos, políticos y sociales le debemos sumar el aspecto cultural, ambiental y espiritual.
Urge planificar desde la identidad, vocación y espíritu de los lugares, de manera integral y evolutiva, generando el desarrollo y productividad con acento en el medio ambiente. Y considerando como valor prioritario el modelo de economía circular.
Como dice Thomas Rau, "la nueva economía se basa en la relación entre las personas y la naturaleza, no entre las personas y el dinero", concepto que debemos aplicar de manera urgente.
Nos encontramos hoy con una incompatibilidad entre el turismo y algunas industrias. Ejemplo de eso es lo que pasa en Quintero y Puchuncaví, donde además del daño a la salud de las personas, como primera prioridad, vemos cómo afecta al desarrollo turístico en una zona costera de gran valor. O la amenaza que tiene Limache y Olmué, reserva de la biósfera, con la proyección de la termoeléctrica Los Rulos y LT Cardones Polpaico. Temas vitales para decidir si queremos matar las industrias limpias por priorizar las sucias.
No queremos más zonas de sacrificio, aprendamos la lección y evolucionemos. Volvamos a las raíces, reconectar, cambiar los valores y definamos las estrategias de desarrollo considerando al medio ambiente como núcleo.
Debemos elevar los estándares de impacto ambiental, aplicar tecnología limpia, que el desarrollo converse entre los sectores y seamos capaces de co-planificar de manera regenerativa y colaborativa.
Nuestra región tiene una gran vocación turística, es rica en belleza, patrimonio, naturaleza e historia. Si entendemos que podemos potenciar aquello y generar la conciencia que vivimos en gran parte del turismo y del medio ambiente, tendremos las prioridades claras, y avanzaremos definitivamente hacia otro nivel de desarrollo humano y económico. Y es hora que lo entendamos.
Luigina Pruzzo
Directora de la Corporación Regional de Turismo