Las comparaciones muchas veces suelen ser odiosas. Pueden ser expresión de envidia. Pero también en ocasiones resultan oportunas cuando se trata de presentar evidentes injusticias, inequidades, para utilizar una recurrida palabra.
Así, es oportuno ahora comparar la nueva postergación que sufre el proyecto de extensión de la red de Merval hasta La Calera, con proyectos en marcha de la Empresa de Ferrocarriles del Estado, EFE, por US$ 3.000 millones para extender servicios a Melipilla, Batuco y Chillán y para fortalecer su exitoso recorrido hasta Rancagua.
EFE, empresa estatal, es la matriz de Merval que, entre paréntesis, en medio de la anunciada expansión ferroviaria centrada en la capital, exhibe un importante aumento del 20% en sus entradas regionales. Sin embargo, al declararse desierta la licitación de los estudios de ingeniería básica, la puesta en marcha del proyecto local queda en el limbo al menos por un año.
El rechazo de EFE a los estudios presentados a licitación puede ser correcto. El presidente de la entidad, Pedro Pablo Errázuriz, afirma sobre el fracasado proyecto que "queremos hacerlo bien". De acuerdo, pero demorar 9 meses en descubrir que ninguna de las propuestas cumplía con lo requerido es un exceso. Hay que considerar que no se trata de algo nuevo. Se trata de rescatar un trazado de 26 kilómetros que data del siglo antepasado, con terrenos propios, estaciones y hasta un túnel. Las comunas beneficiadas, Quillota, La Cruz y La Calera, suman una población de 150 mil personas.
Hay que recordar también que en el Gran Valparaíso y comunas cercanas existe un arraigada "cultura ferroviaria", fidelidad con el tren que es un activo que conviene cautelar e incentivar.
Como "un claro signo de centralismo", califica justificadamente el alcalde DC de Quillota Luis Mella la postergación. Y aunque esa opinión viene de un político, es la expresión de un problema transversalmente reconocido y ante el cual hay sólo buenos discursos que no bajan a terreno.
En lo concreto, las postergaciones a la extensión de Merval son una constante bajo variados colores políticos incluyendo también las históricas promesas de reapertura de la estación Valencia, Quilpué, que se remontan al primer Gobierno de Michelle Bachelet.
Este nuevo aplazamiento, además, frena el desarrollo de un sistema de transporte público eficiente, seguro y cooperador con el medio ambiente, pues junto con no contaminar, ayuda a reducir la creciente carga vehicular en calles y caminos, marcada con variados efectos negativos.
"Hay que hacerlo bien", buenas palabras del presidente de EFE. Pero, de una vez por todas, ¡Hay que hacerlo!